Un estudio sobre las cosas por las cuales la gente se preocupa más, reveló que el 40% de las personas se preocupan por cosas que nunca suceden. Otro 30% de las personas se preocupa sobre cosas que no se pueden cambiar al preocuparse por ellas. El 12% de las preocupaciones son preocupaciones injustificadas sobre problemas de salud. Otro 10% de todas las preocupaciones son sobre cosas insignificantes, cosas como: ¿Apagué las luces? ¿Le di de comer al perro?
Ahora bien, si estás haciendo la matemática, eso significa que el 92% de las cosas por las que nos preocupamos no vale la pena el esfuerzo emocional. Entonces, ¿Por qué preocuparse?
El escritor, Stanley Jones dijo: “La preocupación es el interés que pagamos hoy por los problemas que surgirán en el mañana”.
De manera que la próxima vez que la preocupación toque a tu puerta, sería bueno que recordaras que a Dios nada le toma de sorpresa, y que siempre puedes apoyarte en Él a través de la oración.
Pon todas tus cargas y preocupaciones en Él. Dios tiene cuidado de nosotros. Como puedes ver, Dios no está esperando que la riegues para castigarte. Su profundo deseo es conectarse contigo y acompañarte a través de los altibajos de la vida.
De hecho, la Biblia compara a Dios con una roca. En la antigüedad las personas se referían a Dios como la roca de salvación, serenidad, fortaleza, y estabilidad.
No hace mucho, un barco se hundió en la costa de California durante una tormenta. Un niño que iba a bordo fue arrollado por las olas hacia una roca. El pequeño permaneció ahí sentado durante toda la noche hasta el día siguiente cuando un guardacostas lo vio y lo rescató. Hacía mucho frío, así que el guardacostas le preguntó: “¿Temblaste de frío mientras estabas sentado ahí en la roca durante la noche?” El pequeño respondió: “Sí, temblé de frío toda la noche pero la roca no”.
La próxima vez que empieces a preocuparte, ve a la Roca.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.