El complicado y reducido espacio de la gente divorciada

Este tema que expongo como el complicado y reducido espacio de la gente divorciada sería algo así como una secuela del artículo El asedio cristiano a la gente soltera, publicado en esta columna recientemente.

No pretendo erigirme en la voz de los que no tienen voz, ni nada por el estilo. Desde que inicié esta columna hace ocho años me propuse abordar asuntos comunes, pero desde otra perspectiva. Una mirada, como yo la describo, lateral.

Veamos a qué hago referencia cuando pienso en el complicado y reducido espacio de la gente divorciada. Para situar a la audiencia en la materia, debo dejar dicho que yo me encuentro en ese estado.

Agreguemos una exención de responsabilidad, un disclaimer, como se dice en inglés: hay comunidades cristianas en donde no se dan las cosas a las que aludo en esta nota; son notables excepciones. Asimismo, esta es una opinión personal. He dicho hasta la saciedad aquí que no hablo “en nombre” del Señor.

Por qué es complicado

Casado y soltero son estados muy distintos al del divorciado. Por una razón que es tremendamente obvia: el casado mantiene su relación conyugal y el soltero no la asumido aún. La persona divorciada ha terminado su relación después de un tiempo de haberla asumido.

Por lo tanto, creo yo, los pensamientos y los sentimientos de las personas que han puesto fin a su relación conyugal difieren de otros estados. Y eso ya es, de por sí, complicado.

Cuando a alguien le preguntan su estado, las respuestas casado y soltero son generalmente recibidas con cierta naturalidad. Cuando uno dice divorciado suele haber un cierto silencio.

Si alguien avanza un poco, normalmente es para preguntar si uno cree que hay alguna esperanza de volver con el cónyuge porque: “como sabes, el Señor tiene poder para restaurar las cosas.” Algunas personas incluso se ofrecen diligentemente a orar por uno.

Si la restauración es imposible por las causales invocadas o porque ya ha pasado mucho tiempo, hay gente muy atenta que te quiere presentar personas. Piensan que sería bueno que “rehicieras” tu vida. Este argumento me parece impertinente y molesto. Es como si la persona divorciada tuviera su vida deshecha. Hasta hoy no logro entender por qué la gente piensa eso. ¡Yo me veo bastante completo y construido!

Es como si la condición de casado fuera superior a la del soltero y, por lejos, a la del divorciado. ¿De dónde sale eso?

Por qué es reducido

Hemos analizado ya una parte sobre el complicado y reducido espacio de la gente divorciada. Ahora veamos por qué es reducido.

Hay comunidades en donde las personas separadas o divorciadas no pueden acceder a ciertos estados de la grey. No pueden ejercer el ministerio: impartir la comunión, enseñar, aconsejar. Estarían inhabilitados. Incluso en ciertos lugares no pueden tomar la Cena del Señor.

Como ya mencioné este estado es distinto del matrimonio o de la soltería. Pero no hay un ministerio o grupo para divorciados. Así que deben estar con los solteros o con los casados. O bien, en el grupo de damas o varones, según corresponda. ¿Alguien supo de una pastoral para divorciados?

Hay muchos otros temas relacionados con el complicado y reducido espacio de la gente divorciada. Pero, la mayoría de las personas no lee más de 400 o 500 palabras. ¡Así que si llegaron hasta aquí, debo considerarme afortunado!

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.