Apoya a tu hijo pero no armes el rompecabezas por él

Apoya a tu hijo pero no armes el rompecabezas por él

Imagina a una mamá muy contenta dejando a sus tres hijos en la escuela, horas después recibe la impactante noticia que dos de sus hijos acaban de sufrir un accidente en el salón de clases ocasionado por un incendio. El hermano mayor falle, mientras que el hermanito de 7 años lucha por su vida, inconsciente en la sala de emergencias del hospital.

Los médicos no le dan mucha esperanza a la mamá de que su hijo sobreviva, y si en caso lo lograra quedaría imposibilitado para volver a caminar porque el fuego había destruido gran parte inferior de su cuerpo.

El niño sobrevivió, y al escuchar a los doctores decir que no volvería a caminar, el niño llorando voltea a ver a su mamá y le dice: “no es cierto, si voy a volver a caminar”, y la madre con un beso en la frente le respondió: “lo sé, vas a hacerlo’.

Este valiente niño de nombre Glenn Cunningham, con el apoyo de su madre, no solo volvió a caminar, sino que se convirtió en uno de los mejores atletas del mundo durante la década de 1930.

En esta increíble historia, vemos como la mamá de Glenn, no se dejó doblegar por las circunstancias, pese a todo diagnóstico, ella decidió tener fe y alentar a su hijo en seguir adelante.

Si tu hijo está pasando por momentos difíciles, te recuerdo que Dios quiere que declares palabras de bendición, así que ora por tu hijo, apóyalo con tu amor incondicional de madre.

Hay un principio educativo que dice “si tratas a tu hijo como es lo deteriorarás, pero si tratas a tu hijo como puede llegar a ser, lo desarrollarás”.

Tus palabras de hoy tienen mucho poder, que impactan no solo su presente si no su futuro.

Dios nos enseña que “En la lengua hay poder de vida y muerte” Proverbios 18:21. Depende de nosotras que digamos cosas alentadoras y positivas para nosotras mismas y quienes nos rodean.

Puedes apoyar y orientar a tu hijo, pero jamás trates de armar el rompecabezas por él. Permitir que se esfuerce y logre avanzar por él mismo. Si bien la mamá de Glenn lo animó, le tuvo paciencia y lo ayudó con masajes diarios, fue el propio Glenn quien tuvo la determinación y la persistencia para desarrollar la capacidad de pararse, caminar tambaleándose, caminar solo y finalmente correr.

Aún cuando todo el esfuerzo de Gleen significaba dolor y ardor por el movimiento de sus piernas, su madre no lo limitó tampoco le dijo ya no lo hagas. Estoy segura que ella lloraba al verlo sufrir, pero aún así ella permitió que su hijo continuara esforzándose por su propio bienestar.

Así que no quieras evitar molestias, dolor, adversidades a tu hijo, porque éstas son parte de la vida para aprender, crece y madurar.

Recuerda, Dios nos dice:
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana

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. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.

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