Charlton, predicador y siervo de Dios, se encontraba viajando en un tren cuando de pronto ingresó un hombre borracho con su esposa. El nuevo pasajero parecía inclinado a alborotar, por lo que  Charlton le dijo para apaciguarlo:

-¿Quiere que le cante una canción?

– Sí, sí, una canción — contestó el  borracho.

El predicador empezó a cantar himnos hasta que el tren llegó a su destino.

Siete años más tarde Charlton fue  a predicar a ese  mismo lugar en el que había ocurrido aquél incidente y se hospedó en el hogar de uno de los diáconos. Durante la comida la señora de la casa le dijo:

-¿No me recuerda?, ¿No recuerda haber cantado unos himnos para apaciguar a un hombre borracho en el tren? Aquel hombre es mi esposo quien quedó tan interesado en sus cánticos que al día siguiente me instó para ir a la iglesia. Poco después fue convertido y ahora  ya lo ve usted, es un diacono.

¡Qué increíble historia! Una simple acción llena de amor y de fe, cambió la vida de un hombre y de una familia.

¿Cuántas de tus acciones están sazonadas de amor  y están llenas de fe?

Su palabra dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” Colosenses 3:23 (RVR1960)  No conocemos el impacto que pueden tener nuestras acciones en el hogar, en el trabajo, en la calle, en el colegio o universidad, etc. pero si nos esforzamos por dar lo mejor y hacer lo justo, lo correcto y sobre todo que estas acciones estén llenas de amor de seguro alguien percibirá la esencia misma del amor de Dios a través de nuestras vidas y de lo estamos haciendo.

El cotidiano vivir y el ritmo que lleva esta sociedad convierte al hombre en un ser solitario y egoísta, lo lleva solamente a enfocarse en su “YO” pero Dios nos insta a mirar también al “OTRO” que es nuestro prójimo, “No dejes de hacer el bien a todo el que lo merece, cuando esté a tu alcance ayudarlos” Proverbios 3:27 (NTV).

Cada una de nuestras acciones cuentan para el testimonio de Cristo, camina atento porque se puede presentar la oportunidad para que demuestres el amor de Dios, así nos enseñó Jesús con su ejemplo “Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad, recordando aquellas palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir” Hechos 20:35 (DHH).

Recuerda que una sola acción en el momento indicado puede transformar una vida y sin una palabra, con una sola acción, puedes presentar a Cristo. ¿Estás dispuesto a asumir este reto?

Por Judith Quisbert

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario