Dos hermanitos estaban jugando en el campo cuando de pronto uno se dio cuenta  de que había perdido un cortaplumas que su mamá le había regalado hacía pocos días.

Después de buscar en vano lo que para el niño era el más precioso tesoro  se  encerró llorando en su habitación, donde estuvo orando largo rato.

     – Y bien – le preguntaron los muchachos- ¿Te ayudó el Señor a encontrar el cortaplumas?

      – Oh no – respondió el niño- me hizo sentir contento a pesar de haber perdido un tesoro.

Existen muchas circunstancias en las que quisiéramos volver el tiempo  atrás, en las que nos gustaría haber tomado mejores decisiones para evitar pasar por el sufrimiento que nos aflige y otras veces, las cosas simplemente suceden sin que tengamos ningún control sobre ellas.

Sin importar si tomaste una mala decisión o si fue algo que no podías controlar, Dios usa todo a nuestro favor, aunque no lo entendamos Él derrama de su paz en nuestros corazones.

Llorar y estar triste es natural y no está mal pero eso también tiene un tiempo que tiende a hacerse más breve cuando aceptamos y confiamos en la perfecta voluntad de Dios.

Cuando oramos no siempre recibimos la respuesta de Dios inmediatamente o de la forma que nosotros esperamos, pero su paz, esa que sobrepasa todo entendimiento, reconforta nuestros corazones y podemos caminar tranquilos en medio de la tempestad.

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:7 (RVR 1960)

Que tu paz y tu gozo no dependan de las circunstancias, sino de tu confianza en Aquel que lo puede todo y te ama más de lo que imaginas.

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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