Muchos ya conocemos la historia de Sansón, el hombre más fuerte de la Biblia. Sabemos que fue Dios quien le dio esa gran fuerza incluso antes de que naciera; sin embargo, podemos pensar que la fuerza residía en su cabellera pero, más allá de eso, se encontraba  en su obediencia y entrega a Dios, lo que no comprendió Sansón y, por dejarse llevar por la carne, perdió lo se le había otorgado.

Tal vez nosotros también nos hemos alejado de Dios y hemos perdido bendiciones que eran para nosotros. No obstante, Dios nos da una nueva oportunidad para volver, Él puede restituirte lo que perdiste al igual que lo hizo con Sansón, pues él perdió su fuerza y también los ojos, pero cuando le pidió a Dios que le diera nuevamente fuerzas se las dio. Si bien le creció nuevamente el cabello, la fuerza regresó cuando él oró.

No pongas tu confianza en cosas visibles, pasajeras y banales, lo importante está en tu obediencia a Dios y la humildad con que se lo pidas.

No es tarde para que Dios pueda restituir lo que has perdido, puede darte mucho más de lo que tenías, sólo depende de la fe que tengas en Dios.

“Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él” Salmos 130:7 (RVR-1960)

Hoy te invito a ponerte a cuentas con Dios, verás que todo lo que perdiste por tu pecado te será restituido con mucha más bendición si lo haces de corazón. Pero es mejor que no esperes a perder lo que tienes para acercarte a Él.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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