Estoy leyendo un libro cuyo autor, Max Lucado, menciona las cosas que uno suele preparar para viajar; es decir, el equipaje que lleva consigo hasta su destino. Él compara este equipaje con las cargas que muchos de nosotros, sin darnos cuenta, llevamos a lo largo de la vida. ¿No las has identificado? Estas cargas tienen nombres como miedo, descontento, dudas, soledad, culpa, y la lista continúa.
Muchas veces terminamos el día agotados, pensando qué es lo que hicimos para quedar así, repasamos mentalmente el día para hallar alguna explicación lógica, pero simplemente no la hallamos, y es debido a que estas cargas no son visibles y de hecho estamos tan acostumbrados a llevarlas con nosotros, que olvidamos que están ahí.
Pero cuando llegamos al límite de las fuerzas, su peso claramente hace mella en nuestro ser.
Si es tu situación, hoy quiero recordarte que el Señor Jesús consideró también este aspecto, y es por ello que dijo:
“… «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.” Mateo 11:28 (NTV).
No tienes que llevar ninguna carga, Jesucristo ya las llevó por ti, sólo debes decidirte y entregar en Sus manos todo peso que llevas contigo, ¿qué es lo que te impide disfrutar del descanso que Jesús promete?
Es mejor aprender a confiar en Dios, no mirar lo complicado de la situación y no aferrarnos a las cosas que definieron nuestro pasado, permitamos que el Señor cambie nuestro presente.
“Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes.” 1 Pedro 5:7 (NTV).
Por Cesia Serna
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.