Todos conocemos la historia de la mujer que derramó perfume en los pies de Jesús. Seguramente fue un momento muy incómodo para los discípulos porque estaban a punto de cenar cuando llegó María con un perfume muy caro. Más que la molestia que ellos sentían por la interrupción, los discípulos murmuraban por el hecho de usar ese  perfume tan costoso en los pies de Jesús, teniendo ellos la idea de que podía ser mejor venderlo y con el dinero ayudar a los pobres. Esa no era una mala idea, pero la pregunta es ¿porqué a Jesús le agradó tanto este gesto? (Juan 12) Porque Él vio arrepentimiento, humildad y un corazón sincero en esa mujer, no la juzgó por su pasado y no la perdonó por el hecho de echarle un perfume caro en los pies, sino porque ella quería sinceramente su perdón.

Reflexionando en la forma en que nosotros estamos actuando frente a Dios y lo que estamos haciendo por Él, ¿estamos agradándole cuando nos acercamos? No nos referimos a darle algo material de mucho valor monetario para ser agradable a sus ojos. Dios no necesita, ni desea que le demos nuestros bienes, ni que tal vez demos dinero a los pobres para agradarlo a Él, lo que desea y le agrada es el corazón con el que estamos acercándonos.

Debemos agradar a Dios con nuestras vidas, que nuestra mente de verdad esté enfocada en actuar conforme a su voluntad, nuestra vida debe ser como el perfume que fue regado  en los pies de Jesús, que sea de buen aroma y que la persona que esté cerca lo disfrute.

“Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” Hebreos 13:16 (RVR-1960)

Así como María le dio lo mejor y buscó agradar a Dios con su actitud y con lo que tenía, tú también puedes hacerlo, tu vida puede llegar a ser ese perfume agradable que lave los pies de Jesús dando lo mejor de ti.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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