¿Demasiado confiado?

¿Demasiado confiado?

La historia nos cuenta que el emperador Nerón tocaba la cítara mientras Roma se consumía en llamas.

Otra despreocupación similar se dio en las actividades del zar  de Rusia, durante los tres días cruciales de la revolución bolchevique, quien más tarde escribió en su agenda:

“Dediqué todo mi tiempo libre a la lectura del libro francés sobre la conquista de las Galias por Julio César…Visité un monasterio y besé el ícono, escribí a Álix de zarina, y fui en coche por la carretera de Bobruisk hasta la capilla, donde dimos un paseo. Por la noche jugué al dominó”

Seguramente confiaba en exceso en sus  soldados y generales que no supieron, o quizás no quisieron, defenderlo. Pocos días después, los revolucionarios bolcheviques destronaron  al dueño de todas las Rusias  y le arrebataron todas sus posesiones.

Quizás alguna te vez te ha sucedido que sintiéndote confiado en alguna cosa, seguro de que ya habías logrado tu objetivo te descuidaste y, sin darte cuenta, perdiste todo lo logrado. ¿Te ha pasado?

Cuando se trata de cosas terrenales podemos empezar de nuevo evitando cometer los mismos errores, pero cuando se trata de la vida espiritual y de la eternidad no hay  dos oportunidades.

Por algo Pablo les pide a los Filipenses que se ocupen de su salvación con temor y temblor: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado” Filipenses 2:12-16 (RVR1960)

Si bien es cierto que la salvación es por gracia, nuestra obligación es cuidarla y vivir conforme a la voluntad de Dios, siguiendo sus preceptos, sus enseñanzas; como dice en los versículos citados: aferrados de la palabra de vida.

Ser un verdadero cristiano requiere que trabajemos en nuestra vida diariamente para que Dios pueda ir transformándola. No podemos descuidar la oración, la lectura de la Palabra ni el congregarnos, porque nunca llegaremos a conocer a Dios ni sus planes para nuestras vidas; nos iremos alejando de Él si no mantenemos una comunión diaria.

Por eso mismo en 1 Corintios 10: 12 encontramos la siguiente recomendación: “Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer” (NTV)

No confíes demasiado en tu conocimiento ni en lo que has alcanzado hasta ahora, sigue buscando a Dios y creciendo día a día en el conocimiento de Su Palabra.


El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana

CVCLAVOZ

. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.

CVCLAVOZ

Facebook
Twitter
Email
LinkedIn
WhatsApp

Renuncia para ganar

Que el enojo no sea quien controle nuestro actuar, sino que sea el dominio propio que Dios nos dio, actuemos con especial cuidado para ganar.

Días buenos y días no tan buenos

Siempre vamos a tener días buenos y no tan buenos y a los últimos podemos buscarles el lado positivo o permitir que nos arruinen el día.

Fidelidad que permanece

Las promesas de Dios jamás expiran, porque el respaldo de la fidelidad que permanece está en la Biblia.

Tiempo de lectura:

2 minutes

Autor

Comentarios

Likes

0

Deja un comentario