No sé si en alguna ocasión te sentiste excluido, en mi caso sí; recuerdo que cuando era adolescente fue por mi apariencia física y mi condición social, esto me afectó en mi personalidad y me generó temores.
Es un sentimiento desagradable, te lleva a pensar que eres menos que los demás; sin embargo la realidad es otra, porque nuestra identidad no se basa sólo en lo que los demás dicen o ven, ya que cada persona ha sido creada por Dios como un ser único e importante.
El Señor no nos cataloga por nuestra apariencia, estatus social, situación de salud, o cualquier otra cosa, nos ve con ojos de amor y con alta estima. Esto debe ser una firme convicción en nuestro ser para que cuando atravesemos alguna situación de este tipo no nos afecte y también consideremos a los demás como seres valiosos.
Piensa que Dios con todo su poder y sabiduría dedicó tiempo para crearte, lo dice Salmos 139:13-14 (NTV): “Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.”
Tener una relación personal con Jesús me ayudó a amarme como Él lo hace y también a considerarme valiosa. Si tú en algún momento creíste más la opinión de los demás te animo a que creas a Dios y lo que su Palabra dice de ti.
Mírate como alguien valioso y ¡Ámate como Dios te ama!
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.