Si un enemigo me insultara, yo lo podría soportar; si un adversario me humillara, de él me podría yo esconder. Pero lo has hecho tú, un hombre como yo, mi compañero, mi mejor amigo, a quien me unía una bella amistad, con quien convivía en la casa de Dios. Salmo 55:12-14. (NVI)

Quizá la mayoría de nosotros de alguna forma hemos experimentado lo que es la traición, que por definición es el quebrantamiento de la lealtad o fidelidad que se le debe a una persona.

Por su puesto que toda traición es dolorosa y más si la persona que la comete es alguien a quien apreciamos y hemos brindado nuestra confianza. Pero debemos entender que no hemos sido los únicos en experimentarla, Jesús también conoce ese dolor, lo vivió al ser entregado por uno de sus amigos. Un Salmo expresa con claridad, lo que vivió nuestro Señor, “Mis enemigos se juntan y cuchichean contra mí; me hacen responsable de mi mal. Dicen: Lo que le ha sobrevenido es cosa del demonio; de esa cama no volverá a levantarse. Hasta mi mejor amigo, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto la zancadilla.” Salmo. 41:7-9 (NVI)

Es increíble saber que uno de sus discípulos  con quien compartió tantos sucesos maravillosos de fe como el de ver milagros, ser parte de las  tantas enseñanzas impartidas, testigo de cómo personas fueron transformadas y hasta tener la oportunidad de sentarse en la misma mesa que Él, haya podido ser seducido por satanás para entregarlo a quienes querían su muerte.

A veces se hace difícil creer que conociendo a Dios y viviendo rodeados de gente que comparte nuestra misma fe, podemos ser víctimas de este tipo de actitudes, pero la Biblia dice que ninguno de nosotros es perfecto y que ni aun siendo sus siervos podemos estar exentos a todo mal, y más aun sabiendo que el enemigo está buscando a quien devorar. Pero así como el dolor de la tradición es tan real, de la misma forma lo es la paz y el perdón de Dios.

Si tú fuiste herido por la traición de tu pareja, de un amigo, de un familiar o un hermano de la iglesia, por más triste y doloroso que esto parezca, no le des lugar al odio, ni permitas que la amargura termine con tu vida.

Hoy te animo a dar el paso hacia la libertad, lo cual sólo se logra perdonando a quienes  tuvieron una actitud desleal contigo. Recuerda que Jesús dejó que Judas participara en la última cena con Él, aun sabiendo que sería él quien lo entregaría, pero que también lo llevaría a cumplir su propósito.

Es posible que esa persona que te traicionó te ayude a llegar a los propósitos que Dios tiene para ti, por tanto, no la aborrezcas.

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Romanos 8:28 (NVI)

Por Ruth Mamani

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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