“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” (Santiago 4:7).

Hay momentos en la vida en que vemos nuestro avance o progreso, todo lo que hacemos parece prosperar y crecer, gozamos de buena salud y todo parece a nuestro favor.  Sin embargo, hay otros tiempos en los que a pesar de estar haciendo lo mismo que antes, ciertas respuestas no llegan y las circunstancias de la vida parecen agobiarnos.

Sabemos que libramos diariamente una guerra espiritual que aunque no la vemos, esto no la hace menos real que el mundo visible. Tampoco nuestra voluntad de participar es relevante ya que de cualquier manera somos parte de esta batalla que se libra en los aires.

La Biblia nos habla de resistir al diablo y la promesa es que haciendo esto huirá de nosotros, por lo cual, pareciera que hay tiempos en los cuales nuestra tarea es simplemente resistir los ataques del enemigo. Quizás la pregunta sea ¿De qué manera podemos resistir? El mismo versículo y algunos subsiguientes nos aportan una respuesta. En primer lugar debemos someternos a Dios, esto implica rendirnos en humildad delante de Él, enderezar nuestros caminos conforme a su voluntad y descansar confiando en que Dios pelea por nosotros.

El sometimiento implica humildad y obediencia. La humildad, en cuanto a entregarle a Dios el control de nuestra vida y la obediencia cuando somos capaces de hacer los ajustes necesarios para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, confiando en sus planes y propósitos, reconociéndolos superiores a los nuestros. No podemos resistir a Satanás y sus huestes de maldad simplemente con nuestras fuerzas humanas, por lo tanto es clave permanecer en Dios, para hacerlo de manera exitosa.

Para esto debemos seguir los consejos del versículo siguiente “Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.  (Santiago 4: 8).

La purificación comienza con la identificación de lo que sabemos que nos separa de Dios y continúa con el arrepentimiento, de esta manera permitimos que Dios quite toda influencia de Satanás en nuestras vidas.

Luego de esto es importante tomar la armadura de Dios:  Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” (Efesios 6:10-13).

Pablo continúa diciéndonos en que consiste esta armadura: Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;” (Efesios 6:14-17).

Por lo tanto, si te encuentras en uno de esos tiempos en que las bendiciones aparentan estar frenadas y los problemas, lejos de solucionarse parecen multiplicarse, vístete de la armadura de Dios y resiste permaneciendo en Él para alcanzar tu victoria.

Por Daniel Zangaro

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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