Se cuenta que un día, un hombre visitó a un joyero, amigo suyo, y lo encontró ocupado fundiendo oro, con un crisol en el fuego que soplaba continuamente.
El visitante notó que a cada momento su amigo dejaba de soplar para ver el oro, y como hizo esto varias veces, se despertó la curiosidad en el visitante deseando saber cuándo iba a quitar el crisol del fuego y le preguntó:
– Dime, por favor, ¿Cómo conoce cuándo debe quitar el oro del fuego?
– Amigo, respondió el joyero, esto no es difícil de saber: Tan pronto como se ve mi imagen en el oro lo quito, pues se descompondría si lo dejo por más tiempo en el fuego.
Todo en nuestra vida forma parte de un proceso mediante el cual Dios nos va perfeccionando día a día, quitando todas las impurezas y cosas malas que no nos permiten parecernos a Él.
“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos hermanos.”. Romanos 8:28,29 (NTV)
Si bien es cierto que el proceso muchas veces puede ser muy doloroso, Dios no quita su vista de nosotros y nunca permitirá una prueba mayor a la que podamos soportar. Hay gente que cree que el Señor les manda pruebas y se olvida de ellos; sin embargo, Dios siempre está pendiente de nosotros como el joyero, vigilando todo el tiempo.
Siempre que enfrentes problemas, pruebas, tentaciones, etc. recuerda que Dios está ahí para socorrerte y lo que desea es que tu vida se vaya perfeccionando para que puedas reflejar su imagen a este mundo, para que cada día te parezcas más a Él.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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