“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Mateo 7:7.
La Biblia nos enseña que cuando nos acercamos a Jesús y pedimos su ayuda, no nos abandona. Veamos algunos ejemplos, una persona con una enfermedad incurable (Lepra) se acercó a Jesús y fue sanado. (Mateo 8:1-3) Un padre desesperado llevó a su hijo endemoniado a Jesús y fue liberado. (Marcos 9:14-29) Bartimeo, un ciego que estaba mendigando por las calles, al oír que Jesús pasaba por su lado, se acercó y le dijo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y en seguida Jesús lo escuchó e hizo que el ciego recobre la vista. (Marcos 10:46-52)
Jesús, quién atendió a estas personas y las ayudó con su situación, sigue siendo el mismo. Él está dispuesto a ayudarte. Sigue doblando rodillas y clamando por tu petición porque todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra y a todo el que llama se le abrirá la puerta.
Por lo tanto, no dejes de acercarte a Dios este día y decirle tus necesidades. No seas de aquellas personas que solo miran a Jesús de lejos y nunca se acercan para hablar con Él. Ningún hijo recibe lo que anhela en su corazón sino va su Padre y se lo pide.
Recuerda que Dios no es un hombre, por lo tanto, no miente ni cambia de parecer. Si el Señor dice que lo busques y que va a ayudarte con tu situación, confía en Él. Porque Dios es fiel a su palabra y cumple lo que promete.
Quizás la ayuda de Dios no sea en el momento que tú deseas, pero te puedo asegurar que Él responderá a tus oraciones.
¡Acércate a Jesús y confía en su palabra!
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.