“Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia, y presta; Y su descendencia es para bendición.” Salmo 37:25-26.

El salmista David escribe estas palabras siendo anciano y habla por su propia experiencia que, en su caminar con el Señor, no ha visto justo en miseria ni su descendencia mendigando pan.

Esta promesa de recibir la provisión de parte de Dios es para ti también, pero la condición es ser justo. Y ¿Quiénes son justos delante de Dios?

Romanos 5:1, dice que somos: “justificados por la fe…“. ¿Justificados de qué? Pues todos hemos hecho, cosas que desagradan a Dios, las cuales nos hacen merecedores de castigo. Y la Biblia dice que sólo Jesucristo es el santo Hijo de Dios, sin pecado. Él se hizo hombre y murió para pagar nuestro castigo. “Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8.

Esto quiere decir que por creer que Dios existe, pedirle a Jesucristo que entre a nuestra vida y limpie de nuestros pecados, ¡somos considerados justos delante del Señor! Por lo que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado y una nueva vida ha comenzado.

Justo es la persona que vive según la ley de Dios y obedece todo lo que está escrito. Anda en integridad, sus pensamientos son rectos, aborrece la mentira y no acepta la injusticia. Es generoso y compasivo, se preocupa de los necesitados y da sin recibir nada a cambio.

A este tipo de personas el Señor los rodea de su favor, bendice su hogar y los libra de sus problemas. La Biblia dice que Dios se complace en cubrir las necesidades de los justos, de quienes buscan su presencia. “Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien” (Salmo 34:10)

Si aún no eres justificado por Jesucristo, hoy es un buen día para abrirle tu corazón a Jesús y decirle que te arrepientes por cada uno de tus pecados. Que lo aceptas como tu único Señor y Salvador, y  que estás dispuesto a obedecer su palabra y vivir conforme a sus instrucciones.

Si eres una persona justificada, ten por seguro que Dios nunca te abandonará.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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