De nuestra boca salen palabras y no debemos olvidar que es un don que Dios nos dio, el de poder hablar. Podemos comunicarnos con todos en nuestro entorno por medio de palabras. Y es importante recordar que fue así como Dios creó todo, hablando.
En el libro de Génesis vemos desde el versículo 3 las palabras dijo Dios, para referirse a cada cosa que creó. Hay poder en la palabra, pero mucho más en la Palabra de Dios, por supuesto. Sin embargo, debemos cuidar nuestra boca porque con nuestras palabras edificamos pero también podemos destruir.
Cuidemos nuestras palabras, porque si edifican pueden ser puras, pero de lo contrario tendremos como Isaías en la siguiente porción de Escritura, labios inmundos. Dios quiere pureza de nosotros, pero por nuestra cuenta no la lograremos.
Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
Isaías 6:5 (RVR1960)
Solo imagina que pudieras estar en la presencia de Jesús, porque de hecho, vamos a estar en Su presencia y lo vamos a ver cuando nos vayamos de este mundo. ¿Cómo te vas a sentir cuando te vengan a la memoria todas tus faltas? Mientras menos cometas, mejor te vas a sentir.
Pero teniendo en cuenta que Él todo lo sabe, no basta con tratar. Necesitamos esforzarnos por mantener no solo nuestros labios brillantes de limpios, sino nuestra mente, corazón y acciones. Buscar hacer el bien cada día a través de seguir el llamado de Dios. Servir a otros y amarlos como a nosotros mismos.
Lo cual trae a colación que debemos amarnos a nosotros mismos. Sin volvernos egoístas o egocéntricos, pero cuidándonos como creación de Dios que somos y tratando de ser nuestra mejor versión cada día. No para complacernos ni complacer a nadie. Solo para agradar a Dios.
Si nos ponemos como meta agradar a Dios, no podremos más que hacer el bien y hablar con pureza. Si recordamos que Él todo lo ve y todo lo sabe, controlemos nuestras acciones y comencemos el día conectándonos con Dios y pidiéndole que nos ayude a ser cada vez mejores para Él.
Mi amado Dios, gracias una vez más por tanto amor y tantas bendiciones. Ayúdame Señor a cuidar de mí, de mis palabras y dame la disposición de atender a Tu llamado cuando me lo hagas. Que siempre vea las oportunidades que pongas delante de mí para hacer el bien. Ayúdame a ser mejor cada día para Ti y para poder mostrarles a otros Tu inigualable amor. Quiero agradarte siempre mi Dios, y necesito de Ti. En el nombre de Jesús, amén.
¿Cómo te has sentido cuando hablas sin pensar o dejándote llevar por la rabia o la indignación?
¿Cómo evangelizar a alguien de tu familia? ¿Es un desafío o es más fácil de…
Si quieres que tu iglesia abrace el evangelismo, primero debes vivirlo personalmente. Conoce 5 ideas…
Leer la Biblia nos ayuda a fortalecer nuestra fe, a conocer a Dios y encontrar…
El evangelismo es una parte clave de la vida cristiana; pero a menudo se malinterpreta,…
La Biblia nos describe muchas maneras de evangelizar y las razones por las cuales debe…
El evangelismo es una de las misiones más fundamentales de la iglesia cristiana y de…