El profeta Elías había anunciado que vendría una gran sequía en Israel y que no llovería ni habría rocío hasta que él lo dijera.
Después de permanecer escondido en el arroyo de Querit y ser alimentado por cuervos, Elías recibe palabra de Dios y se dirige a Sarepta de Sidón a buscar a una viuda para que lo sustente.
Cuando Elías llegó al lugar y le pidió a la viuda que le trajera un poco de pan la mujer le expuso la terrible situación en la que se encontraba. Ella había salido a buscar leña para preparar su último pan, para después dejarse morir junto a su hijo. En ese momento el profeta hizo una declaración, le dio una promesa de Dios: “La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.” (1 Reyes 17:14)
Pese a la terrible condición en la que estaban esta mujer y su hijo, ella le trae pan a Elías y cuál no habrá sido su sorpresa al ver que ese puñado de harina y el poco aceite que tenía no se terminaban, sino que tuvieron comida para muchos días.
Dios podría haber seguido enviando cuervos para alimentar a Elías o podría haber hecho que llueva maná del cielo o quién sabe qué milagros más. Pero Dios decidió que una viuda, que no tenía posibilidades lógicas de sobrevivir con sus escasos recursos, iba a ser quien alimentaría a su siervo. Cuando Dios envió a Elías a buscar a la viuda no lo hizo porque se le había olvidado cuál era la terrible situación de la mujer o porque se confundió; Él tenía un plan que iba mucho más allá de alimentar a su profeta, quería bendecir ese hogar.
La fe de esta mujer fue recompensada por Dios. ¿Cuántos de nosotros podemos creer la palabra de Dios sin ver señales previas? Tal vez nosotros, en la situación de la viuda, hubiéramos pedido ver que se multiplique la harina y el aceite antes de obedecer y probablemente habríamos querido hacer unos cuantos panes para nosotros antes de darle algo a Elías. Pero esta mujer simplemente creyó e hizo lo que el profeta le había ordenado.
Dios nos pide que tengamos la misma fe que esa viuda, quiere que creamos en sus promesas, que demos el primer paso con fe.
No importa lo que estés atravesando ni el tiempo que dure la prueba, lo importante es que no dudes de las promesas que Dios te ha dado.
Tal vez estás como la viuda, preparándote para tu último bocado de alimento y has perdido la esperanza, pero no desfallezcas, cobra ánimo porque en cualquier momento Dios puede sorprenderte. Él sabe perfectamente cuál es tu situación, cuál es tu necesidad y responderá, pero quiere que confíes plenamente en Él aunque no veas señales. Entrégale tus cargas, descansa en Dios y recibe las bendiciones que tiene reservadas para ti.
“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.” Salmos 55:22
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.