Una muchacha se encontraba en una disyuntiva, entre continuar un noviazgo o no. El problema era que se había enterado que su novio le había sido infiel. Sin embargo, tenía temor de que nadie más se fijara en ella, porque sufría de una enfermedad.

Quizás como ella, dejamos de lado la sabiduría y nos aferramos a algo inestable que es una trampa y que con el tiempo traerá consecuencias negativas y dolorosas. Es como quedarse con las monedas que le dieron a Judas Iscariote por entregar a Jesús, él prefirió la riqueza terrenal en vez de la eterna.

Consideremos que Dios tiene planes de bien sus hijos: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:11 (RVR1960) entonces decidamos según su guía.

Si tuvieras la oportunidad de escoger entre una moneda de oro hoy y un saco lleno de oro mañana ¿cuál elegirías? Seguro que la segunda opción. Muchas veces nos cuesta esperar y creer en que Dios está obrando en nuestras necesidades y anhelos, y seguimos el razonamiento humano.

Puede que estés esperando con ansias algún acontecimiento importante para ti, pero como no ves venir nada, simplemente te conformas con lo que está a tu alcance hoy y lejos de la voluntad de Dios.

Hoy te aliento a que busques la sabiduría divina y confíes en el tiempo perfecto de Dios.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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