Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Juan 9:1-3 (RVR)
Cuando alguien se encuentra atrapado en un hábito destructivo, solemos decir: “Lo lleva en la sangre” ¿Cuán cierto puede ser esto? Si, por ejemplo, en tu familia hay algún caso de alcoholismo ¿quiere decir que en tus genes tienes la adicción? Si así fuera, significa que podrías correr un mayor riesgo si tomas una copa de cerveza ¿No es así? Pero la respuesta de Jesús ante una pregunta similar de sus discípulos fue la siguiente: “…para que las obras de Dios se manifiesten en él.” Fue una gran oportunidad para que Dios demostrara su amor y su gracia liberando a este hombre.
Si por formar parte de una familia que tiene miembros adictos al alcohol o a las drogas sientes el temor de ser como ellos, no te aflijas, porque por la gracia de Dios ¡puedes romper ese círculo vicioso! Recuerda que su poder es mayor que cualquier vicio, no hay problema que Él que no pueda resolver.
Quizás tus padres tuvieron que ver en lo que hoy estas atravesando o simplemente fuiste tú quien tomó malas decisiones en la vida, pero ante todo ello Jesús puede liberarte, renovarte por completo y darte una nueva vida. Él no culpó a este hombre ni a sus padres, precisamente porque su misión no es ésa, Él vino a transformar vidas y tú no serás la excepción.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17 (RVR1960).
La pregunta es: ¿Qué tienes que quitar de tu vida para poder ver lo que Dios quiere que veas y hacer lo que Él quiere que hagas? Ya sea un vicio destructivo, una relación perjudicial o una mala actitud, déjame decirte que tienes dos opciones: vivir con ello y tratar de adaptarte o creer en Dios para ser liberado ¿Cuál es tu decisión?
David escribió en el Salmo 119:9
“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar Tu palabra”.
Entonces el secreto de llevar una vida cristiana en victoria está en empapar tu mente de las Escrituras para que toda suciedad salga de ti y seas transformado.
¿Cuán dispuesto estás a meditar en su palabra?

Por Ruth Mamani

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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