Ciertamente a todos nos gusta recibir lo bueno de la vida, salud, un hogar, un matrimonio estable, hijos, dinero, regalos, etc. Pero ¿Qué pasa cuando nuestras expectativas no son cumplidas o sucede algo inesperado que derrumba todo lo planeado?

Job 2:10 (NTV) dice: “Sin embargo, Job contestó: «Hablas como una mujer necia. ¿Aceptaremos solo las cosas buenas que vienen de la mano de Dios y nunca lo malo?». A pesar de todo, Job no dijo nada incorrecto.” Estas palabras de Job son después de perder a seres queridos y también sus pertenecías en un corto tiempo, todo andaba bien y de repente todo se desmoronó.

Esto me hace meditar en cómo reaccionamos ante las circunstancias difíciles de la vida, cuando de repente algo sucede y derriba nuestra estabilidad emocional, física o económica. ¿Dios aún sigue siendo el primero en nuestro corazón? ¿Aceptamos su voluntad con humildad o nos resistimos y renegamos contra Él?

Aún los aparentes fracasos son parte de un propósito divino, porque hay fortalezas escondidas en nuestro ser que van saliendo a la luz en medio de los escombros y ahí también el Señor demuestra su poder en nuestra vida.

Mantener la fe en que Sus planes son mejores que los nuestro y que en medio de la tormenta contamos con su protección nos ayudará a seguir de pie y proseguir el camino.

Que las adversidades sean un canal para hacerte más fuerte y, sobre todo, que afirmen tu fe en el Señor ¡No dejes que los problemas te alejen de Su amor!

Recibe lo bueno y también lo malo con humildad, creyendo que el Señor no te dejará solo y, como recompensa de tu fidelidad, te dará mayores bendiciones.

“En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.” Eclesiastés 7:14

 

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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