“y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”. Juan 10: 28 (RVR1960)
Muchas veces hemos dejado que el acontecer diario, los afanes y aspiraciones personales nos alejen de la mano de Dios. En cuántas oportunidades has tenido que perecer y dejar que los problemas aturdan tu alma dejándote en la desesperación, sintiéndote solo en tu situación. Recibe la vida eterna que Dios te ofrece por medio de la cruz y su promesa se cumplirá, no sufrirás y nada te despojará de la mano protectora de Dios; lo que pases no herirá tu corazón.
Por Miguel Á. Veizaga
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.