En cierta ocasión el Dr. Grenfell contó la historia de un viejo pescador, rico en fe, que era “dado a la hospitalidad”. Tenía setenta y tres años y había alimentado a muchos durante los inviernos duros, y cuando las cosas se hicieron excepcionalmente difíciles, este anciano de fe sacó doce billetes de cinco dólares, manoseados y sucios, como último recurso. Este dinero, todos sus ahorros, los entregó al misionero para que comprara alimento para sus vecinos necesitados. El Dr. Grenfell dijo:

         – Usted está envejeciendo y no debería quitarse los últimos recursos que posee.

Entonces el curtido pescador, que había pasado por muchos peligros, contestó:

         – Él tendrá cuidado de mí doctor; tengo la impresión de que puedo tener confianza en Dios. No estaría bien retener estos sesenta dólares y enviar a la gente hambrienta a sus casas, ¿verdad? Si así lo hiciera, sería como que yo no tengo mucha confianza en Él.

Humanamente siempre tendemos a guardar, a acumular bienes y riquezas considerando que pueden venir días malos y, sin duda alguna, el ser previsores no está mal, por el contrario,  pero amar el dinero y aferrarnos a él no nos permite poner en práctica nuestra confianza en Dios y ver su cuidado y provisión.

Si tienes para dar, para compartir, no dudes en hacerlo, no temas al mañana, confía en que Dios proveerá para cada una de tus necesidades.

“No amen el dinero; estén contentos con lo que tienen, pues Dios ha dicho: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré” Hebreos 13:5 (NTV)

Ser prudentes y guardar para el día malo es muy sabio, pero cuando empezamos a amar las riquezas y bienes materiales más que a Dios y confiamos en nuestra capacidad y posesiones más que en nuestro Padre, estamos yendo por mal camino.

Recuerda lo que dice Lucas 6: 38: “Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio”.  (NTV)

Date la oportunidad de ayudar a otros y ser testigo de cómo Dios suple todas tus necesidades; Él nunca te fallará.

 
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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