“Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.” Hebreos 4:16 (NTV)

En el Antiguo Testamento no todos podían acercarse a la presencia de Dios, únicamente un hombre, el sumo sacerdote, podía acceder al lugar Santísimo y solamente una vez al año. Un velo muy grueso separaba a Dios de la gente. El pueblo se quedaba afuera, preguntándose cómo sonaría la voz de Dios, cómo sería sentir Su presencia y ver Su gloria. Sólo el Sumo Sacerdote tenía esa experiencia. Sin embargo, cuando Jesús dijo en la cruz “Consumado es” que quiere decir “todo ha terminado” (Juan 19:30), la Biblia relata en Marcos 15:38 que “…el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo”. Entonces, como “sacerdotes para Dios” que somos, podemos llegar a Su presencia en cualquier momento y encontrarnos con Él (Apocalipsis 1:6).  ¿No es algo maravilloso?

Dios hizo todo por amor para reconciliarnos consigo mismo, tomó forma humana, habitó entre nosotros, soportó el dolor, sufrió y murió en nuestro lugar, para que tengamos ese acceso libre a Su presencia.

¿Aprovechas esa libertad para buscarlo? ¿Lo adoras como se merece? ¿Cuánto tiempo de tu día dedicas para estar a solas con Él? ¿Le das el lugar que se merece?

El Señor hizo todo para venir a buscarte y salvarte, qué triste sería que nosotros, sabiendo que Él es real, que nos bendice cada día y nos permite entrar a Su presencia libremente, no lo busquemos. En 2ª Crónicas 12:1 la Biblia nos habla de Roboam, quien cuando estaba fuerte, bendecido y firmemente establecido, abandonó la palabra del Señor. Más adelante dice que “Fue un rey malvado, porque no buscó al Señor con todo el corazón.” 2ª Crónicas 12:14

No cometas el error de Roboam, no dejes que tus preocupaciones, el trabajo, tu familia, estudios, te hagan olvidar de Dios. Posiblemente tengas lo necesario para vivir en este mundo pero, sino mantienes una relación personal con Jesús, terminarás mal.

Orar una hora o dos a la semana no es suficiente, porque la verdadera comunión es cada día y cada momento. No desaproveches tu vida invirtiendo tiempo en otras cosas, busca a Aquel que te espera con los brazos abiertos para poder ayudarte.

Acércate con toda confianza a la presencia de nuestro Dios.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario