Cuando Bernard Gilpin, clérigo inglés, llamado “el apóstol del norte”, estaba viajando a Londres para ser juzgado a causa de su fe, se cayó y fracturó una pierna, lo cual detuvo su viaje durante unos días.

Gilpin decía muy frecuentemente: Nada sucede a los que creen en Dios que no sea para su bien; así que la persona encargada de su custodia, aprovechó la ocasión para echarle en cara una observación y le dijo: “¿Por qué cree que se ha roto esta pierna?” A lo que Gilpin le respondió: “De momento no lo sé, pero Dios debe tener sus razones”.

Y así fue. Durante los días que detuvo su viaje, murió la reina María. Esta aflicción lo libró milagrosamente de la muerte segura, pudiendo volver a Houghton pasando por muchos pueblos, donde los creyentes le expresaron su gran gozo bendiciendo a Dios por su libertad.

Normalmente no entendemos el propósito de las pruebas y nos desesperamos, enojamos, frustramos, culpamos a Dios, etc., sin entender que nuestra vista y entendimiento son más pequeños que los del Señor y que sus planes van más allá de este día, semana o año.

Es probable que hoy no entiendas el propósito de la prueba y capaz que tampoco lo hagas de aquí a muchos años, pero puedes tener la certeza que Dios obra para bien para aquellos que confían en Él y guardan sus palabras.

“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos” Romanos 8:28 (TV)

Nada es al azar, nada sucede porque sí o se escapa de las manos de Dios. Todo nos ayuda a crecer, a formarnos, a aprender para ser capaces de cumplir los planes para los que fuimos creados. Así que si estás atravesando una prueba o las cosas no salen como tú quisieras  y no entiendes el propósito, confía en los planes soberanos de Dios porque Él tiene cuidado de ti.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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