A veces creemos que no servimos para nada y  quizás, por algunos fracasos, estamos arrepentidos de levantarnos una y otra vez.

En la Parábola de los talentos, Jesús intenta que entendamos aspectos que tal vez ignoramos. Y es que cuando el hombre les dio a sus siervos los talentos, lo hizo para pudieran trabajarlos. Él no lo hubiera delegado esa responsabilidad si hubiera sabido o pensado  que no podrían lograrlo o que les era imposible, ya que en esos tiempos un talento era mucho dinero.

Cuatro de los que recibieron los talentos, los trabajaron y le regresaron al hombre mucho más de lo que habían recibido, pero hubo uno que no lo hizo; al contrario, guardó el talento y al final, cuando lo presentó a su señor le fue quitado.

Pero, ¿por qué guardo en la tierra su talento? Por miedo, está palabra tal vez se nos hace muy familiar, el temor es aquel mal consejero que nos dice que no podremos, que estamos destinados a fracasar y que no somos capaces. Incluso hace que perdamos mucho más que dinero.

Dios nos comisiona cosas que nosotros no nos animamos a cumplir por miedo, pero Él no se equivoca, jamás nos mandaría a hacer algo de lo que no somos capaces.

“Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré.” Isaías 41:13 (NVI)

El miedo a veces pondera lo que el enemigo quiere que pensemos de nosotros y subestima el poder que Dios ejerce a través de sus hijos. El miedo es un mal consejero que no deja que crezcas y camines.

Dios no te hubiera dado la vida si no supiera que puedes con ella, ni te encomendaría ser su discípulo si no creería  que eres capaz de ser un canal de bendición para otros. No permitas que el miedo evite que cosas maravillosas sucedan en tu vida.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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