Una frase popular dice que la belleza está en los ojos de quien lo mira; y aunque ese dicho puede tener algo de cierto, la verdad es que todos somos hermosos y bellos de acuerdo a los estándares de Dios. Génesis 1:27 y Efesios 2:10 dicen que fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios, y todo lo que Él hizo es bueno. Es por eso que en Salmos 139:14 (NTV), el salmista dice: “¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.” Por otra parte, hay otros textos bíblicos que hablan sobre la belleza interior y exterior, y cuál debe ser nuestra percepción al respecto.
«Pero el Señor dijo a Samuel: “No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; porque Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.”»
«Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son Tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.»
Proverbios 31:30 (RVC)
«La belleza es engañosa, y hueca la hermosura, pero la mujer que teme al Señor será alabada.»
Mateo 6:28-29 (PDT)
«¿Y por qué se preocupan por la ropa? Fíjense cómo crecen los lirios del campo. Ellos no trabajan ni hilan para hacer su vestido. Sin embargo, les aseguro que ni siquiera el rey Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.»
Efesios 2:10 (NTV)
«Pues somos la obra maestra de Dios.»
1 Pedro 3:3-4 (TLA)
«Que el adorno de ustedes no sea de cosas externas, como peinados exagerados, o con joyas de oro y vestidos lujosos. La belleza no depende de las apariencias, sino de lo que hay en el corazón. Así que, sean ustedes personas tranquilas y amables. Esta belleza nunca desaparece, y es muy valiosa delante de Dios.»
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