No siempre aprovechamos el día porque nos distraemos en cosas que nos roban el tiempo. Cuando hacemos lo mismo día tras día, perder el tiempo se convierte en un hábito difícil de romper. Es allí donde vienen los problemas de productividad; los cuales no solo afectan el desempeño, sino también las relaciones personales y la salud mental.
Además, los años pasan y no podemos volver atrás, por lo que tenemos que ser buenos administradores del tiempo y la vida que tenemos.
Hay actividades que parecen irrelevantes y que quitan el tiempo. Tomarnos selfies, decidir qué ropa usaremos, revisar las redes sociales, navegar en Internet sin propósito parecen acciones insignificantes; pero nos roban el tiempo más de lo que nos damos cuenta.
Si quieres aprovechar el día al máximo, identifica cuáles son esos ladrones de tiempo, haz una lista y calcula los minutos en total. Si suprimes o reduces la duración de estos, tendrás mayores oportunidades de realizar otras tareas más productivas.
Si tienes mucho por hacer, entonces escribe una lista de lo que es más importante o de lo que es más fácil de realizar. Luego, desarrolla lo que te sea más fácil. De esta manera, podrás completar todas tus obligaciones sin olvidar nada.
Por ejemplo, en lugar de despertarte y revisar tu celular, pasa las primeras horas del día haciendo alguna actividad que te ayude a recargar tus energías y a enfocarte; como por ejemplo: leer la Biblia, hacer ejercicio, caminar o pasar varios minutos en silencio.
Aunque suene un poco común, realizar un horario es una forma efectiva de ser más productivo. Incluso si no eres bueno siguiendo un itinerario, al menos intenta cumplir las actividades de acuerdo a su importancia.
Para ayudarte, programa alarmas o recordatorios que te obliguen a ajustarte al tiempo. Quizá los primeros días te cueste acostumbrarte a esta rutina, pero con la práctica lo harás sin necesidad de un horario.
Si estar en casa te hace ser menos productivo, entonces cambia de ambiente. Hay labores que pueden ser realizadas en un lugar donde las personas a tu alrededor te ayudan a concentrarte. Pero si necesitas de silencio, también puedes acudir a bibliotecas o lugares donde no haya mucho ruido. Lo importante es sentirse lo suficientemente a gusto como para trabajar pero no para dar espacio a la pereza.
Si tienes mucho que hacer al día siguiente, haz los preparativos un día antes. Te ayudará a reducir el tiempo que inviertas y hasta podrás tener momentos libres para disfrutarlos en alguna otra cosa.
Recuerda no dejar tus deberes para después. Si procrastinas con frecuencia, harás que sea parte de tu forma de vivir y no podrás aprovechar tu tiempo.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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