Es un dicho Venezolano, pero estoy segura que lo conocen en muchos otros países…ahora…, para quienes no lo conocen, ser “monedita de oro” es la persona que le cae bien a todo el mundo. Aunque, la verdad, se usa es en sentido contrario, para decir: “no le caigo bien a todo el mundo” o “no soy monedita de oro” para caerle bien a todo el mundo.
El tema de hoy es porque estuve analizando, y es cierto, que hay personas que se esfuerzan por ser aceptadas o por hacer amistad con mucha gente y a veces no se les da. No es que sean malas personas, no es que sean desagradables, pero pasa que muchas veces entre los seres humanos hay algo que no sabemos exactamente qué es, pero sucede, que nos hace rechazar a una persona en particular. ¿Te ha ocurrido? A mi sí, tengo que confesarlo. No me pasa a menudo, pero me ha pasado y muchas veces he tenido que orar, porque no entiendo, le pido a mi Dios que me explique, porque me da pesar ver que tal vez esa persona se acerca con buenas intenciones, pero no tengo idea clara de que es lo que no me agrada o no me complace o no me permite tenerle confianza.
Hay quienes me han dicho que eso es lo que algunos llaman el sexto sentido, que en cualquier caso, fue algo dado por Dios, creado por El, para que estemos alertas. No tengo idea de qué será, pero es cierto y es un hecho. No somos “moneditas de oro” para caerles bien a todo el mundo. También me ha pasado el caso contrario, que vengo con una gran sonrisa a conversarle a alguien y esa persona no es movida por mi. Es decir, por más que me esfuerce no le caigo bien, por tanto, yo tampoco soy “monedita de oro” para caerle bien a todo el mundo! Como dicen los franceses: “C’est la vie” (es la vida). Podemos vivir sin ser aceptados por todo el mundo. Lo realmente maravilloso, es que tenemos un Dios amable, generoso, bondadoso, que puede ver lo que hay en nuestros corazones, y aún siendo terribles, nos ama sin condiciones, seamos o no “moneditas de oro”.