De las dificultades más comunes que enfrentan los padres, son las situaciones de conflictos que surgen entre sus hijos. Pese a que son hermanos a veces no es muy fácil la convivencia, y por lo tanto, los papás son testigos continuos de roces y tensiones entre ellos.
Entonces qué papel debe tener una madre o padre ante este problema. Antes de tocar ese punto, conviene que sepas que los pleitos entre hermanos son de la más común, claro hay sus excepciones, pero son casos muy aislados por varios factores que favorecen su relación. Sin embargo, la mayoría pasa por este tipo de situaciones de conflicto por factores que la dificultan como: las diferencias de edad, sexo y carácter. Además de que tienden a competir por el cariño y preferencia de los padres. Por ello la actitud de rivalidad, que van desde poseer un dulce o juguete, hasta el aprecio y aceptación de los padres.
Lo interesante de todo esto, es que al final no es tan malo como pareciera, porque los conflictos entre hermanos, de algún modo son fuente de experiencias donde los hijos aprenden a ver las injusticias y a defenderse de ellas, en sí, de niños empiezan a prender que tienen derechos que han de defender, pero que también los demás tienen los suyos y que han de respetar. Lo cual, los prepara a futuro para afrontar otro tipo de conflictos que los hijos encontrarán en diferentes ámbitos de la vida social. También es una oportunidad que los padres pueden aprovechar para que los hijos maduren como personas.
Por lo anterior, no significa que los conflictos sean deseables, pero como son una realidad continua en la mayoría de las familias, los padres tienen un papel educativo importante en los siguientes dos puntos:
1) Prevención
Existe una labor de los padres para prevenir conflictos entre hermanos, empezando por poner especial cuidado de que todos se sientan y sepan amados e importantes. En pocas palabras, evitar que haya hijos preferidos, porque cuando un hijo nota que su madre o padre prefiere a un hermano, se siente rechazado. Así que las rivalidades, celos y envidias serán menores cuando los padres aman por igual, y muy pero muy importante, tampoco conviene hacer comparaciones entre hermanos. La crueldad más grande que se puede cometer con un ser humano es que se le compare con otro, así que evita comparar, se puede parecer a su hermano pero no es su hermano, o se puede parecer a su papá o a su mamá, pero no lo es. Recuerda Dios lo hizo único e irrepetible, por ello el énfasis de no comparar con nadie, tampoco conviene dar más oportunidad a uno que a otro para conseguir lo que quieren, ni exigir a uno menos que a otro en cuanto a deberes y obligaciones, claro, cada uno conforme a su edad y capacidades físicas.
Otro medio preventivo es la de evitar la ociosidad, esto es porque los pleitos entre los hermanos son más frecuentes cuando están desocupados y se aburren, de ahí la importancia de que puedan ocupar el tiempo libre con actividades ya sean deportivas, culturales y/o artísticas, o el cultivo de aficiones como la lectura, música, etc. También que ayuden en las tareas domésticas, si son actividades comunes mejor, porque así se estimula la cooperación y ayuda entre hermanos.
A todo esto, se puede agregar eventos de convivencia familiar como excursiones, reuniones familiares, vacaciones para fomentar la solidaridad entre hermanos.
2) Resolución
Igual que la labor preventiva, existe una labor correctiva de los conflictos entre hermanos. En estas situaciones, los padres deben intervenir sólo en algunas ocasiones, por ejemplo cuando hay enfrentamientos graves, o cuando la causa de los mismos son celos o envidia. Fuera de esto casos, conviene que los hijos tengan la oportunidad de aprender a resolver sus conflictos por sí mismos. En los casos que los padres van a intervenir, que no sea para imponer soluciones o para tomar partido por alguno de ellos, más bien, se trata de pedirles que propongan ellos mismos la solución. Eso sí, la discusión debe atenerse a algunas reglas como que los hijos escuchen, que no griten, no se falten al respeto y no golpes, que cada uno valore y reconozca lo que ha hecho mal.
Habrá ocasiones que antes de que se arreglen entre hermanos, los padres deberán hablar por separado con cada hijo para aclarar la situación, llegar a la serenidad y así ayudarle a comprender el punto de vista de su hermano, que respete sus costumbres, gustos, y que sepa disculparse.
Para finalizar, aunque haya rivalidad y roces entre hermanos, sabemos que ante un peligro de alguno de ellos, siempre surge una actitud de solidaridad del hermano por defenderlo del riesgo o sufrimiento. Después de todo son hermanos y se aman. Y de eso se trata, de que se quieran más y mejor.
Como nos manda Dios, amar al prójimo como a uno mismo, que mejor empezando por los de casa, fomentando amor con enseñanza y ejemplo por parte de los padres, así que sé congruente cómo te llevas con tu cónyuge, hermanos y cuñados.
Norma Peraza
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