La fe no es lo mismo que la creencia

La fe no es lo mismo que la creencia

Decir que la fe no es lo mismo que la creencia resulta obvio para la audiencia con cierta educación sobre la historia de la iglesia. Pero para la mayoría de la gente puede significar lo mismo: que creer es tener fe.

El cristianismo afirma sus postulados fundamentales en el llamado Credo Niceno-Constantinopolitano. Por cierto, la mayoría de los cristianos no lo ha leído nunca y no tiene idea qué dice. Una buena recomendación sería que se informaran al respecto porque, aunque son frases que no aparecen literalmente en la Biblia, dicen lo que toda la gente cristiana dice que cree.

Es curioso que las diferentes versiones de este credo comienzan con las expresiones “creo”, “confieso” o “espero”. Ninguna dice: “Tengo fe en…”

Declaración de intenciones de este artículo

¿A quién le puede importar la diferencia entre creencia y fe? Aparentemente a nadie. O quizá a la mínima audiencia que se estaciona en este blog porque prefiere otro tipo de lectura. A ella se dirige este esfuerzo intelectual. Empecemos con una cita un poco perturbadora y que ilustra esto de que de que la fe no es lo mismo que la creencia:

La creencia es la insistencia ciega y obstinada en que la verdad sea la que uno quiere o desea que sea… La fe, a su vez, es una apertura sin reservas de la mente a la verdad, sea esta la que fuere, y adopte la forma que adopte.


La sabiduría de la inseguridad, Alan Watts, sacerdote anglicano, teólogo y filósofo británico

Alan Watts, de quien deberían leer el libro “La sabiduría de la inseguridad”, diferencia creencia y fe con una extraordinaria comprensión del siglo que pasó y de las primeras décadas del presente. Basta considerar el fanatismo religioso, nacionalista, político y social que ha dado forma a los últimos – digamos – 100 años para reconocer que tiene razón.

Regresemos a la idea del credo niceno y a esto de que la fe no es lo mismo que la creencia. A pesar de que todas sus afirmaciones comienzan con “creo”, concepto que sugiere un hecho subjetivo, ¡la mayoría de la gente religiosa está dispuesta a hacer la guerra, a discriminar o a odiar a toda persona que no crea lo mismo!

¿Cuál es la diferencia entonces?

Esa precisamente: que las personas que creen son ciegas y obstinadas al afirmar que la verdad es lo que ellas dicen que es, y no se abren a la mínima posibilidad del diálogo. Elevan su creencia a la categoría de absoluto. Pero no sólo ello. Se arrogan el conocimiento de lo absoluto, cosa que sólo es posible si uno fuera Dios.

En cambio, la fe es una indagación, una pregunta, una espera, una interrogación. Cuando se afirma que la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1 RVR1960), nadie parece advertir esto: la potencia de las palabras espera y lo que no se ve. Ambas palabras hacen referencia a algo que no está ahí, que no es concreto ni visible. Es algo que está en el futuro. Sólo podremos decir qué es hasta que lo veamos. Eso es fe.

Entonces ¿por qué tanta arrogancia en afirmar creencias como verdades irreductibles? ¿Por qué nos cerramos a dialogar con humildad con otras percepciones de la realidad? Porque somos ciegos y obstinados. Porque no hemos entendido que la fe no es lo mismo que la creencia.


El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana

CVCLAVOZ

. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.

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