Muchas personas tienen que lidiar con aspectos de su carácter y personalidad, que los llevan a responder de manera explosiva ante ciertas circunstancias. Es el caso de la ira y el enojo, emociones que generan irritabilidad rabia y hasta deseos de venganza; además de alterar físicamente a la persona, puesto que la presión arterial y el ritmo cardíaco se incrementan.
En Proverbios 19:11 encontramos una mención sobre estos aspectos:
“La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto la ofensa.” (RVR1960).
En este pasaje podemos ver que, sí es posible controlar la ira y el enojo, no tienen que ser ellos quienes controlen nuestras vidas, sino al contrario, cada uno debe y puede tener autocontrol, más aún si contamos con la ayuda del Espíritu Santo.
Tomar conciencia de cómo y porqué surgen estos episodios, es el primer paso, lo siguiente será dejar ir estas emociones, no permitir que invadan nuestro ser, mantener la calma y si es necesario, respirar profundo para no dejarse llevar.
No obstante, es fundamental pedir al Espíritu Santo que tome el control de cada área de nuestras vidas, en especial de las emociones, ya que solo Él puede transformar y renovar nuestras mentes y corazones.
“Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” Proverbios 16:32 (RVR1960).
Vencer la ira y el enojo es posible si te propones esforzarte y trabajar en conjunto con el Espíritu de Dios.
“Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. 9 Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.” Salmos 37:8-9 (RVR1960).
Por Cesia Serna
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