Hace unos días leí el testimonio de un joven que era “obligado” por sus padres a asistir a la iglesia junto con ellos y siempre se quedaba afuera a esperar que termine el servicio, hasta que una vez una persona se acercó para hablarle acerca del amor de Dios por su vida, y así este muchacho llegó a invitar a Jesús a su corazón. De ahí en adelante iba a la iglesia pero ya no por obligación sino por convicción.

Este hecho me hizo pensar acerca de las oportunidades que perdemos de compartir la fe con los demás. Cuántas personas a nuestro alrededor, entre ellos niños, adolescentes, jóvenes o adultos aún no han experimentado un encuentro personal con Jesús porque nosotros no aprovechamos la oportunidad que se nos presenta.

Quizás no lo hacemos por “temor” al rechazo, sin embargo ese sentimiento está paralizando la difusión del evangelio. Si cambiamos el temor por amor al necesitado seguro que podremos llegar al corazón de las personas carentes de Dios.

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Romanos 10:14 (RVR1960)

Por la valentía de una persona, el futuro eterno de este joven cambió. Así también pasó contigo, entonces ¿Por qué callar si hay tanta gente necesitada de Dios?

No nos conformemos ¡El mundo necesita que se expanda el amor de Dios!

“Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.” Lucas 15:7

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario