“Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?” Mateo 12:10
La Biblia nos relata la historia de este hombre, del cual no sabemos demasiado. Simplemente que tenía una mano enferma, la expresión utilizada es que esa mano estaba “seca”.
Una de las maneras de interpretar la palabra seca es relacionándola con la falta de fruto y hasta con la muerte, cuando por ejemplo decimos: esa planta se está secando.
Digamos que este hombre tenía un área de su vida en necesidad, hacía falta el toque sanador de Jesús para restaurar el normal desenvolvimiento de su mano.
¿Cuántas personas podrían estar en la misma situación? Tal vez, no necesariamente teniendo una mano con problemas, sino que tienen áreas de su vida, que se encuentran secas, áridas y sin fruto, que parecen muertas aunque no lo están. Hay personas muy exitosas en lo profesional y/o laboral, pero que experimentan un área seca en lo relacionado con los sentimientos. Y aunque parecen fuertes y con toda la apariencia de un ganador, íntimamente sienten la insatisfacción de no poder desarrollar su parte afectiva.
Quizás en otro extremo, se ubica un grupo de personas que tienen una gran facilidad para socializar y las relaciones, pero ven que no prosperan económicamente, pese a los descomunales esfuerzos que realizan, mientras que hay quienes experimentan sequedad en el área espiritual. Algunos, que aun habiendo conocido a Jesús, ven que no pueden dar fruto y otros que han comenzado bien y con mucho entusiasmo pero se fueron secando y ya no sirven al Señor con el fervor y el entusiasmo que lo hacían en otro tiempo.
Finalmente, el hombre de la mano seca, tuvo un encuentro con Jesús y Él lo sanó; la enfermedad instantáneamente se fue.
¿Hay algún área en tu vida que consideres “seca” o que no da fruto? ¿Está tu vida espiritual secándose? Riégala hoy retomando la oración, entrégale a Jesús, esa parte de tu vida que parece estéril, deja que el obre y verás como la salud vuelve a tu cuerpo, deja que Él intervenga en tu vida sentimental y también sanará esa área. ¿Trabajas mucho y no ves el fruto de tanto esfuerzo? Permítele a Jesús intervenir para que seas prosperado.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.