Leí un mensaje en el cual se hacía una comparación en cuanto a la prioridad que se da al trabajo y a la relación con Dios. Básicamente decía que algunas personas hacían todo el esfuerzo para cumplir horarios, obligaciones, seguir reglas, etc. en su fuente laboral pero con Dios era lo contrario, lo tomaban a la ligera.

Lastimosamente así pasa muchas veces, el compromiso con el Señor no es tomado con la seriedad que corresponde,  por ejemplo: no nos esforzamos por crear el hábito de orar o meditar en la Palabra a diario, pero sin falta estamos conectados a nuestros teléfonos móviles y atentos a cada notificación, no invertimos en aprender más de la Palabra de Dios pero si se trata gastar en algún deseo material no nos restringimos. O preferimos ceder a la presión del mundo que mantenernos firmes en la fe.

¿Será que es porque ignoramos que Dios es exigente? en Malaquías 1:14 dice: “¡Maldito sea el que me prometa uno de sus mejores animales, y luego me presente un animal defectuoso! ¡Yo soy el gran Rey, y todas las naciones me respetan! Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así lo haré.” (TLA) El Señor es estricto y merece que nuestra entrega sea pura y firme.

Probablemente consideres que hasta hoy tu compromiso con el Señor no está bien, que no le estás dando la importancia que amerita, te aliento a que hagas un nuevo compromiso serio, pídele perdón y también esfuérzate por ser un discípulo digno.

No habrá ninguna excusa cuando Dios nos pida cuentas de qué hicimos para ser hijos obedientes, porque nos ha dado todas las herramientas y también su Espíritu Santo para guiarnos.

Comprométete de todo tu corazón con Él y verás cómo tu vida será transformada.



El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

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