Jesús y sus discípulos estaban camino a Jerusalén, lugar donde nuestro Señor Jesucristo iba a ser sentenciado y condenado a morir, ocupando el lugar que nosotros merecíamos.
Y anticipándose a lo que iba a suceder, el Señor comenzó a hablar acerca de su segunda venida, por favor lee Lucas 12:35-40. En la primera parte de este pasaje bíblico Jesús enseña acerca de la necesidad de estar siempre listos y preparados para irnos con Él.
Dice que los siervos que están velando y esperando atentos a la llegada de su Señor son considerados bienaventurados, esta palabra significa afortunados, dichosos o extremadamente felices. ¿Por qué? Jesús dijo: “… Les digo la verdad, él mismo les indicará dónde sentarse, se pondrá el delantal y les servirá mientras están a la mesa y comen.” Lucas 12:37 (NTV) ¿No es razón suficiente para estar preparados? Estaremos en presencia del Señor y compartiremos con Él para siempre.
Pero, ¿Qué pasa con aquel siervo que no se prepara aún sabiendo que su Señor regresará pronto?
“Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.” Lucas 12:47 (RVR1960)
Como dice su palabra “recibirá muchos azotes”, será duramente castigado porque nada podrá justificarlo delante de su Señor, las excusas no servirán y será demasiado tarde para pedir una nueva oportunidad.
Cada uno de nosotros sabe cómo está delante de nuestro Señor, analicemos nuestra vida y no dejemos de orar, ayunar, meditar en la Palabra de Dios y congregarnos. Jesús dijo: ¡Necios! Saben interpretar las señales del clima en la tierra y en los cielos, pero no saben interpretar los tiempos presentes. Lucas 12:56 (NTV)
Vivamos en obediencia a todo lo que está escrito en la palabra de Dios sin apartarnos de ella. Porque si nos olvidamos de las instrucciones del Señor recibiremos castigo y no la salvación y la corona de la vida.
Lucas 12:40 “Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá” (RVR1960).
Mateo 25:13 “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (RVR1960).
Oremos:
“Señor amado, gracias por tu palabra y por hablarme este día. Te pido que me des de tu sabiduría para entender tu Palabra y poner en práctica todo lo que aprenda de ti. Por favor, dame la fuerza que necesito para hacer tu voluntad en mi vida y serte fiel en todo tiempo. En el nombre de Jesús, amén.”
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.