Al entender la inmensidad del amor de Dios por nosotros, tenemos que creer sin duda que Dios nos tiene preparadas maravillas, más allá de lo que podamos imaginar. Tal vez no sea en esta vida pero, con certeza en la eternidad a Su lado, las experimentaremos.
Por eso, no decaigas ni tires la toalla. No importa las circunstancias por las que estés pasando ahora, entiende que Él te acompaña y cree, sin dudar, que todo esto pasa. Es desagradable ahora, pero enfoca tus pensamientos en el amor de Dios y no en el problema.
Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman. 1 Corintios 2:9 (NTV)
Sigue amando a Dios con toda tu alma, con todo tu corazón y tu mente. Cree de verdad que Él te va a compensar porque lo amas. Que si en este mundo estás pasando por situaciones terribles, vendrá el tiempo en que viviremos maravillas más allá de lo que podamos imaginar.
Lee Su palabra, busca Sus promesas, nutre tu espíritu con Sus bondades y Su amor. Dale tiempo de calidad a Dios. Dedícale alabanzas y adóralo con todo tu corazón. Hazlo prioridad, y te aseguro que verás Su mano en todo lo que hagas. Verás que te dará mucho más de lo que puedas imaginar.
Si lees el libro de Apocalipsis en su capítulo 21, puedes ver una descripción de lo que Dios nos puede dar; maravillas más allá de lo que podamos imaginar, el resplandor de la gloria de Dios. Solo nos podemos imaginar el momento en el que estemos frente a Él. ¿No te llena de emoción?
Es tal cual dice la canción, no sabemos si nos quedaremos de pie o caeremos de rodillas. No sabemos si lo alabaremos o no nos saldrá la voz. No tenemos idea si correremos hacia Él a abrazarlo o nos quedaremos paralizados del impacto maravilloso de Su presencia.
Pero es muy cierto que debemos confiar totalmente en el amor de Dios y en Su gran poder. Debemos creer que, a quienes le amamos, nos está preparando un lugar a Su lado para pasar la eternidad. Un sitio especial que tendrá lo mejor de todo, más allá de lo que podamos imaginar.
Bendito y amado Dios, gracias por Tu amor infinito, gracias porque nos has prometido la eternidad a Tu lado. Gracias porque nos vas a mostrar cosas más maravillosas de cualquier cosa que podamos imaginar. Bendito Dios, que pueda yo siempre alabarte y bendecirte sin importar las circunstancias adversas por las que me pueda tocar pasar en esta vida que es temporal. Bendice mi vida Señor, te lo pido, en el nombre de Jesús, amén.
Danos una descripción breve de cómo piensas que es el lugar que Jesús está preparando para ti, donde pasarás la eternidad.
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