El reino, el poder y la gloria son de Dios y lo podemos repetir miles de veces en nuestras oraciones y tal vez no captemos el mensaje. Todo el poder lo tiene Dios, está en el Reino para el que vivimos y la gloria de todo lo que hacemos es toda para Él.
Ese mismo Dios, que posee ese reino, todo el poder y a quien va toda la gloria es el mismo Dios que te creó a ti y te ama como nadie te amará. ¿Puedes captar, entender y realmente asumir que esa majestad inigualable te ame?
Creo que a muchos se nos dificulta. Es como que sentimos que no somos merecedores, nos enfocamos en nuestras imperfecciones y no concebimos que a Él le importemos. Pero déjame decirte que sí le importas y sí le place que tú estés bien y estés feliz.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.
Mateo 6:13 (RVR 1960)
Esa fue parte de la oración que nos indicó Jesús como guía para orar. Necesitaba que tuviéramos en cuenta diariamente que todo es de Dios. Que Dios es soberano y le debemos todo a Él. Y aunque haya cosas que no entendamos, necesitamos confiar, tener fe y crecer en que sus planes son soberanos.
David también reconoció el reino, el poder y la gloria de Dios
Con anterioridad a eso, podemos leer en 1 Crónicas que el rey David bendijo a Dios delante de todos e hizo una ofrenda generosa. Y es allí donde vemos por primera vez, si leemos la Biblia en orden, que de Dios es la gloria, la victoria, el poder y la majestad. Todo lo que hay es de Él.
Tuyos, oh Señor, son la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo, oh Señor, y este es tu reino. Te adoramos como el que está por sobre todas las cosas.
1 Crónicas 29:11 (NTV)
David entendió, y es algo que necesitamos entender, que tanto la capacidad para ofrendar, dar, y el corazón que nos invita a hacerlo son regalos de Dios. Se sentía agradecido por tener un corazón para dar y reconocía que su poder y todo lo que tenía se lo había dado Dios.
Nada es tuyo. No pelees ni sufras por pérdidas materiales. Sufrimos cuando se va alguien de este mundo y, sin embargo, tenemos el consuelo de que hay la posibilidad de volvernos a ver en la eternidad. Ese gran Dios Todopoderoso nos dio esa concesión. Debemos apreciarla. Tenemos que adorarlo.
Tomemos conciencia de que todo nos lo ha dado Dios. Todo es de Dios. Él nos ama y no nos prueba ni nos hace daño. Normalmente, cuando pasamos por temporadas difíciles, suele ser por decisiones que tomamos. Son las consecuencias de hacer las cosas a nuestra manera.
Demos siempre la gloria a Dios. Consultemos siempre con Dios cada decisión que debamos tomar. No descuidemos nuestra relación con Dios. Hagamos del tiempo con Él, algo placentero y sin lo que no podamos vivir. Valoremos ese tiempo que dedicamos a Dios y que no se sienta nunca como obligación.
Oración del día
Padre Amado celestial, vengo una vez más buscando Tu presencia, mi Dios, para agradecerte todo Tu amor, Tu bondad, Tu provisión. Que no olvide yo nunca, que todo lo que tengo es tuyo, que me lo has dado y que toda la gloria y el poder también son Tuyos Señor. Gracias por todas las bendiciones que me has dado y que estás por darme. Gracias por el perdón y por la esperanza de vida eterna a Tu lado. Ayúdame a estar siempre consciente de Tu soberanía sobre todo y el respeto y adoración que te debo. Acércame cada vez más a Ti, en el nombre de Jesús lo pido, amén y amén.
Aplicación
Si has sufrido pérdidas materiales importantes, nos puedes contar, ¿cómo hiciste para superar esa etapa? O si se murió alguien querido, ¿cómo hiciste para no reclamarle a Dios ni en pensamiento?
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.