¿Te sientes impotente porque no puedes hacer nada frente a la dificultad que tienes? ¿No pudiste alcanzar las metas que te propusiste? ¿No estás recibiendo los frutos de tu esfuerzo? Es posible que esté faltando un aspecto muy importante en tu vida para recibir lo que estás esperando.

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:4-5

Este versículo nos ilustra la absoluta necesidad de estar unidos a Jesucristo.

El Señor Jesús nos compara con ramas para que entendamos cuánto necesitamos de Él. Una rama lejos de un árbol se seca y puede ser convertida en leña, pero unida al árbol permanece verde y da frutos. De igual forma, es un trabajo inútil pretender ver resultados separados de Cristo.

La palabra “permaneced” básicamente quiere decir “quedarse” y permitir que Jesucristo sea el sustentador de nuestras vidas, porque el hombre sin Cristo no es capaz, ni tiene fuerza para llevar fruto por sí mismo y, como dice su palabra, “nada puede hacer”.

Es importante aclarar que la unión con Cristo implica ser obediente a Dios, permitir que su Palabra llene nuestra mente y transforme nuestra vida, se refiere a orar de una manera consistente para conocerlo a Él y su voluntad, asistir a una iglesia para crecer espiritualmente con la familia de la fe.

Si deseas salir adelante es preciso que aceptes a Jesucristo en tu corazón, si ya lo hiciste, analiza si estás permaneciendo en Él, orando y estudiando su palabra, de lo contrario te animo a empezar de nuevo y me gustaría ayudarte si me lo permites.

¡No olvides que lejos de Dios nada podremos hacer!

 
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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