Devocionales

Tener a Dios en el corazón es más que suficiente

A veces nos preocupamos demasiado por el mañana, por las posesiones, por la política y la economía de nuestros países, nos gana la angustia por la incertidumbre y podemos llegar a olvidar que tener a Dios en el corazón es más que suficiente, no necesitamos más.

No importa qué tan oscuro esté

Se cuenta la anécdota de un hombre que hace muchos años viajaba, en Londres, en un ómnibus que estaba a obscuras. 

En un  momento dado se acercó un hombre a examinar sus boletos y el hombre que viajaba se  dijo a sí mismo: Este hombre no podrá́ ver nunca si perfora los boletos en el lugar debido. 

Observándolo con curiosidad notó que el controlador de boletos tocó un resortito en el pecho e inmediatamente brilló en una pequeña linterna. Por supuesto que aquel hombre podía ver en todas partes porque llevaba la luz con él. 

Para enfrentar el día a día, tener a Dios en el corazón es más que suficiente

En ocasiones olvidamos que tener a Dios en el corazón es lo único que necesitamos en esta vida, que no necesitamos nada más para saber que, sin importar las circunstancias saldremos más que vencedores porque no hay nada que nos pueda separar del amor de Dios.

Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor. Romanos 8: 38-39 (NTV)

No importa que tan oscuro se vea todo a tu alrededor, Dios nunca te abandonará y no hay nada tan poderoso como para separarte de su amor.

Cuando tenemos a Dios en nuestro corazón, podemos verlo en cualquier circunstancia que estemos atravesando, siempre veremos su mano de amor y misericordia aun en medio de las adversidades.

Oración del día

Padre amado, gracias, muchas gracias porque tú has prometido no abandonarme y estar conmigo siempre, ayudándome y fortaleciéndome. 

Te pido que me ayudes a fortalecer mi fe, que en medio de las adversidades yo pueda vivir confiadamente, sabiendo que tú eres Soberano y que sigues en control. Permíteme ver tu mano poderosa en todas las circunstancias y áreas de mi vida, en el nombre de Jesús, amén.

Aplicación

¿En qué momento de adversidad has visto la mano de Dios obrando a tu favor?

Ana Maria Frege Issa

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