Escuché una conversación en el transporte público de dos varones, se trataba del error que cometen los propietarios de movilidades al no llevar a reparar sus vehículos cuando tienen un pequeño problema mecánico,  porque a la larga hay piezas que se van dañando y terminan gastando más dinero en su arreglo. Esta charla se inició porque una motocicleta que pasaba desprendía mucho humo del escape. Al final dijeron: “esa motocicleta está llegando a su ruina total”.

Suele suceder que tal imprudencia ocurre en nuestras vidas, ya que dejamos pasar pequeños problemas que a la larga se tornan en grandes desastres; como en nuestros hábitos, malas relaciones interpersonales, descuido de la relación con Dios, mal manejo de finanzas, etc.

Gálatas 5:9 menciona que: “Un poco de levadura leuda toda la masa.” Notemos que para el proceso de fermentación se necesita “un poco” de levadura, así mismo una vida se corrompe con un poco de pecado. Como la amargura nace en la mayoría de los casos de un evento pequeño o grande sin resolver, en dónde la persona se ha sentido ofendida por otra. El odio surge de la falta de perdón y resentimiento.

Un poco es suficiente para que broten malos deseos, pensamientos y acciones. Marcos 14:38 dice: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” El Espíritu de Dios siempre está dispuesto a fortalecernos y ayudarnos en cada área; y a la vez es importante que evitemos situaciones que alimenten o den cabida a caer en pecado.

Dios quiere que seamos espirituales y sabios, estando atentos a toda cosa que podría afectar de mala manera nuestra vida.

¡Estemos siempre atentos!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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