Sería lindo que nos acostumbremos a decir a las personas que las amamos. Esto no solo los beneficia a ellos, sino también a nosotros. Es una extraordinaria costumbre que podemos adoptar fácilmente. Y hacerlo, no solo les dice a ellos que los amamos, también nos hace a nosotros sentir más amor por ellos.
Al igual que ser generosos con cosas materiales o con ayudas que podemos brindar a otros, decir que los amamos nos llena de bienestar. Nos hace sentir bien con nosotros mismos. Y puede arreglar nuestro día. No importa que no conozcas suficiente a la persona.
¡Es posible que le alegres su día también! Eso puede ser un reto que traiga más significado aún. Pero no lo hagas de manera mecánica. Mira a cada ser humano como la maravillosa creación de Dios que es.
Tal vez logremos el efecto dominó al decir que las amamos
Al mirarlos con ese lente, las llamas del amor se encenderán en ti. Y podremos lograr ese efecto dominó. Ese mismo efecto que causa lanzar una piedra en un lago calmo. Esas ondas de expansión del hecho de que la piedra irrumpió. De esa misma manera puede irrumpir el decir a las personas que las amamos en su vida, en la nuestra, en nuestro entorno.
≪Hacer el bien sin mirar a quién≫ no es un versículo bíblico, pero da muy buenos resultados. En la Biblia sí encontraremos muchos pasajes donde se nos indica que debemos hacer el bien. Entonces, tomemos la excelente costumbre de decir a las personas que las amamos.
Habrá personas a las que nos cueste decirlo
Hurguemos nuestro corazón antes de decir que las amamos, y miremos con ojos de compasión y clemencia. Porque es evidente que habrá personas que, hagan algo o sean de una manera, que nos dificulte sentir de veras ese amor. Pero si logramos vencer ese instante, ese momento, nos sentiremos victoriosos y lograremos decirlo con honestidad y de corazón.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.