Dije esto hace tiempo en este espacio y hoy lo reitero: La justicia ya no es más la Justicia. Espero noten el detalle. La justicia en la que no creo más es con minúsculas. La verdadera Justicia, con mayúsculas, ya no existe.
Hace un tiempo en esta ciudad una pareja joven de 20 y 22 años fue condenada a tres años y medio de prisión por robo. El juicio duró menos de un año. No haré ningún argumento en contra o a favor del delito cometido; vivimos en una cultura en donde la maldad ya no nos asombra más.
La inmunda injusticia de nuestro tiempo
Lo que me indigna es la inmunda injusticia de la justicia de nuestros países. Cuando era niño, la gente solía decir que por robar una gallina te metían preso cinco años. Sin embargo, por robar millones de pesos y dólares desde la política, las fuerzas armadas, la policía o el congreso nunca te condenaban ni te encerraban. Es cierto, es un lugar común, pero no quiero que me llegue a ser indiferente y por eso hay que decirlo. Porque las cosas siguen igual – y peor.
Millones y millones. No hablamos de unos cuantos billetes sino de bolsos repletos de billetes robados del erario público; es decir, del dinero que la ley tributaria saca mes a mes de los bolsillos de los que sí trabajan para ganárselo.
Encima, estos ladronas y ladrones, verdaderos delincuentes de carrera, siguen ejerciendo cargos de elección popular o se postulan a los mismos; ocupan horas de cobertura televisiva; son encomiados como agentes de riqueza en el caso de grandes empresarios; disfrutan de viajes a exóticos destinos y compran o construyen lujosas mansiones.
En efecto, la justicia ya no es más la Justicia
Especial bronca provocan quienes figuran públicamente como defensores de la clase trabajadora. Es como si se rieran en nuestra propia cara. “En alguna parte, ahora mismo, dice un personaje de la película El lado oscuro del corazón, un político te está …” No se permite poner aquí la palabra que usó, pero confío en que nuestra atenta audiencia se la imagina.
¿Y nosotros? Seguimos eligiéndolos en las urnas, seguimos dándoles rating en los medios de comunicación que ocupan horas en tales personajes. Nos seguimos consolando con estupideces como “roban, pero hacen” o “en todas partes hay corrupción”.
Lejos están los días
Lejos están los días en que los cristianos eran no solamente un referente “moral” en cualquier sociedad; eran activos promotores y agentes de justicia en la judicatura, la legislatura, las fuerzas armadas y la policía y en el mundo de la empresa y de la cultura. Los días en que hacían una contribución honesta, pero agresiva a la justicia social. Ahora, están retirados en sus burbujas espirituales esperando que las cosas las resuelva el Señor.
Amigas y amigos, la justicia ya no es más la Justicia. Espero que estas palabras los incomoden… un poco al menos.