Qué es lo que crees y por qué lo crees, en algún momento de la vida llega a ser la pregunta más importante. No en la realidad actual, por cierto. Como veremos, la gente vive preocupada de cosas muy distintas. Es posiblemente la pregunta más importante que debamos encarar y, por lejos, la menos —y a veces la peor— respondida.
Ya es un lugar común en esta columna la idea de que la gente no está interesada en preguntas fundamentales. Sus preocupaciones tienen que ver con el aquí y el ahora: alimento, vivienda, trabajo, salud, seguridad económica y social. Todas cosas importantes, por cierto, pero que no responden al sentido último de la existencia.
Saber por qué se cree: la vida examinada
Poco o nada se pregunta la gente sobre el ser, el saber, el hacer y el final de la vida. Hay una expresión en la Biblia que citaré un poco fuera de contexto, por la fuerza de su representación: ≪…cuyo dios es el vientre≫ (Filipenses. 3:19 RVR60). Hay que advertir que es una metáfora; lo que quiere decir es hay personas que adoran la satisfacción de sus necesidades inmediatas por sobre cualquier otra.
Aristóteles afirmó en una ocasión que la mayoría de la gente busca sólo una vida de gratificación a las cuales veía como ≪animales que pastan≫. Por cierto, no se refería a las necesidades más básicas, sino a la búsqueda incesante de la satisfacción de todas las necesidades. En otra ocasión reflexionó sobre el hecho de que la única vida digna de vivirse era la ≪vida examinada≫.
La vida examinada no es otra cosa que la disposición a pensar en lo que se cree y por qué; y en lo que no se cree, y por qué. Después de la satisfacción de lo elemental, hay necesidad de preguntarse lo fundamental.
Lo que crees es lo que eres
Lo que se cree no es algo a lo que se llega como producto de un proceso de pensamiento conducente a las decisiones sobre cómo vivir. En la mayoría de los casos, es producto de la continua y creciente acumulación de ideas y convicciones que fueron instaladas en uno: la familia, la iglesia, la escuela, los amigos, los medios de comunicación. Hoy, semejante proceso se ve potenciado hasta el infinito por internet y las redes sociales.
Ya viene la hora, y me atrevería a decir que ahora es, en que tendrás que hacerte la pregunta sobre lo que crees. Vas a descubrir, tengo la sospecha, de que tus actuales creencias y convicciones son un ≪rejunte≫ de cosas aprendidas a lo largo de los años. Y en todas ellas difícilmente habrá intervenido el razonamiento consciente y el cuestionamiento intencionado. El descubrimiento más dramático es que, al final del día, no eres más que lo que crees.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.