La campaña de CVCLAVOZ para el mes de septiembre es #daungiro. El tema por supuesto es convocante y sugiere reflexiones acerca de dar un giro, algunas de las cuales anotaremos aquí. Aclaro de entrada que éste no es un comentario editorial, sino una respuesta personal a la propuesta.
Se atribuye a Albert Einstein la idea de que la locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes. El concepto es correcto. Si uno quiere lograr cosas que no ha alcanzado hasta ahora, lo más seguro es que tendrá que dar un giro.
Dar un giro no es cosa fácil
Si hay algo a lo que la gente le tiene terror es al cambio. Se dice que Charles Dickens habría acuñado la frase “el hombre es un animal de costumbres”. La costumbre es enemiga declarada de cualquier desafío a dar un giro. La costumbre otorga un espacio de seguridad, un universo donde las cosas ocurren de un modo totalmente predecible. Este es un ambiente repelente al cambio.
Alguna vez comparé aquí la costumbre con la tibieza y la cobardía. Fuerte que suenan estas palabras, son descriptivas de la mayoría de los casos. Se ha perdido, por ejemplo, la valentía en la vida civil. Es la soberana medianía, donde las cosas funcionan mal, pero funcionan y no molestan a la mayoría de los ciudadanos del estrato medio.
La crisis apresura el momento del giro
El año 2020 ha colocado a toda la humanidad en la posición de adoptar cambios dramáticos para poder sobrevivir. Estas transformaciones urgentes han tocado la vida social, la economía, la política, la educación, las relaciones internacionales. Hubo que pensar en hacer las cosas de un modo inédito, como nunca se había hecho.
Y la comprobación, asombrosa si cabe, ha sido que se pudo hacer y el mundo no se acabó. Ni se va a acabar según mi teoría, pese a los agoreros de turno.
La Reforma protestante del siglo XVI dio un giro fundamental a la vida de la iglesia conocida hasta entonces. Después de 1.500 años, las cosas tomaron una dirección alternativa. Este ejemplo nos ayuda a aquilatar la magnitud de las consecuencias de dar un giro. A veces, se da en el tiempo justo. Las más de las veces hay que hacerlo cuando ya la crisis está declarada.
Dar un giro requiere valentía y decisión
No se cambia nada haciendo reflexiones acerca de dar un giro desde la comodidad del sofá o frente a la pantalla del teléfono. Grandes decisiones se hacen solamente cuando se requieren grandes transformaciones. Y, como ya anotamos aquí, la mayoría de la gente está cómoda. No está rozagante, pero está cómoda: “Yo sé lo que creo, sé lo que quiero, no quiero problemas, esto es lo que hay y estoy bien”. Así razona la mayoría frente a la confrontación del cambio.
Dar un giro demanda una visión, una intención. No es un acto “porque sí”. Hay que tener una idea: ¿Para qué? ¿Por qué? ¿A qué costo? ¿Hacia dónde? Son preguntas que hay que responder. Lo que puedo decir es que un cambio auténtico, una verdadera transformación va a costar lo que planteó Winston Churchill a una Inglaterra amenazada por Adolf Hitler: “Sangre, sudor y lágrimas”. De otro modo, dar un giro puede no ser más que un infructuoso y patético deseo.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
4 Responses
Excelente.
Gracias, Elluz!!!
Cómo dar un giro??
Olympia,
Si sigues la página de CVCLAVOZ verás que es el lema de este mes. Ahí hay varias ideas sobre el tema.