En una investigación hecha por en Centro Nacional de Biotecnología, en los Estados Unidos, se analizó a 169 parejas por un periodo de cuatro años. Estos recién casados eran pesados dos veces al año y eran evaluados en cuanto a su satisfacción matrimonial. Cuando este estudio concluyó, los investigadores determinaron que las parejas que eran felices en sus matrimonios ganaban peso; mientras que, aquellos que eran infelices en su relación perdían peso y terminaban divorciándose.
La justificación para que las parejas felices ganaran peso, es que las personas que encontraban a su pareja ideal no tenían la necesidad de impresionar a nadie más. Esto significa que preferían pasar tiempo juntos en vez de hacer actividades físicas. Además, la convivencia hacía que ambos se adapten a las costumbres alimenticias del otro, y se sientan seguros con los cambios en sus cuerpos. Por otra parte, las personas que eran infelices en sus matrimonios preferían mantenerse en forma para buscar un posible nuevo romance.
Sin embargo, esto no quiere decir que todas las parejas felices deben subir de peso; sino más bien que deben de tener cuidado en cuanto a su salud. La conductora de la investigación, la Piscóloga Andrea L. Meltzer afirma que: “Al centrarse más en el peso en términos de implicaciones de salud en comparación con las implicaciones de apariencia, las parejas satisfechas pueden ser capaces de evitar potencialmente el aumento de peso no saludable, con el tiempo en sus matrimonios”. Esto quiere decir que las parejas felices se preocupan por su peso por medidas de salud, y no por cuestión de apariencia.
Este artículo fue producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.