¿Cómo ser buen ejemplo para nuestros hijos? Se dice que más aprenden los niños por lo que hacemos que por lo que decimos. ¿Qué pasa cuando no somos conscientes de lo que hacemos o simplemente nos olvidamos que ellos nos están observando?
Nuestros hijos nos imitan. Lo que nos ven hacer eso van a hacer.
Y qué lindo cuando nuestros hijos copian hábitos buenos, como ejercitar, comer saludable, ser amable con la gente, orar ante cada situación… el problema está en que ellos nos van a copiar en todo, incluyendo lo malo.
La Biblia nos muestra esto con el ejemplo de Abraham e Isaac
En Génesis 20:2 vemos que dice:
Y Abraham dijo de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara.
(RVR1960)
Esta no era la primera vez que Abraham decía que Sara era su hermana.
Lo interesante es que años más adelante —pero solo 6 capítulos más adelante en la Biblia— vemos que la historia se repite. Esta vez Isaac, el hijo de Abraham, es quien dice que su esposa, Rebeca, era su hermana.
Y cuando la gente del lugar le preguntaba a Isaac acerca de su esposa, él respondía que ella era su hermana. Tan bella era Rebeca que Isaac tenía miedo de decir que era su esposa, pues pensaba que por causa de ella podrían matarlo.
Génesis 26:7 (RVR1960)
Imagínate los chistes que Abraham pudo haber hecho. Los comentarios que dijo como cosas normales que le hicieron pensar a Isaac que esa era la mejor manera de proteger su vida. Igual que como lo había hecho su papá.
Muchas veces no decimos las cosas explícitamente. En el caso de Abraham e Isaac, lo más probable es que Abraham nunca le haya dicho de manera específica a Isaac que si en algún momento sentía que su vida estaba en peligro, que diga que su esposa era su hermana, porque eso a él le había funcionado. Abraham sabía que eso estaba mal. Pero aun así el hábito, el ejemplo, fue pasado a su hijo y la historia se repitió.
¿Cuáles son las cosas que sabemos que no son buenas, pero las seguimos haciendo y nuestros hijos nos ven haciendo eso?
Pensemos en cómo estamos pensando
Tenemos que tomarnos el tiempo de pensar en cómo pensamos y analizar nuestras acciones.
Si cuando estamos manejando, el carro de adelante va lento y nuestra reacción es empezar a gritarle para que vaya más rápido, eso es lo que le estamos enseñando a nuestros hijos a hacer.
Si vivimos una vida a gritos, estresados, peleándonos con nuestra pareja todo el tiempo, eso es lo que le estamos enseñando a nuestros hijos.
Resultados sorprendentes en estudio de estrés a padre e hijo
La clínica Perfect Pediatrics de Estados Unidos publicó una imagen que muestra un estudio de estrés hecho a un padre y a un hijo. Para sorpresa de todos, los niveles de estrés eran casi idénticos. El padre tenía un nivel de estrés de 60 y el niño, de 61; y el nivel de estrés era casi similar.
La conclusión de este estudio es que el estrés del padre es el del niño. Cuando los padres no se cuidan a sí mismos, por consecuencia, también están afectando a sus hijos.
¿Cómo podemos ser buen ejemplo para nuestros hijos?
Sé intencional
Muchas veces actuamos en automático sin darnos cuenta lo que estamos haciendo. Pero si tomamos conciencia de lo que hacemos y nos hacemos una auditoría nuestras acciones, palabras y tono de voz, entonces nos damos la posibilidad de preguntarnos:
- ¿Qué estamos diciendo?
- ¿Cómo lo estamos diciendo?
- ¿Lo que estamos haciendo o diciendo está comunicando el ejemplo que queremos para nuestros hijos?
Una manera muy buena de saber qué cosas tomamos como normales pero que no deberíamos, es prestando atención a las cosas que nos causan gracia:
- ¿De qué chistes me estoy riendo?
- ¿Debería reírme de eso? ¿Por qué?
Por ejemplo, si alguien está hablando mal de otra persona sobre su aspecto y riéndose, y yo me río, le estoy enseñando a mis hijos que está bien burlarse de alguien.
Sé vulnerable
Comparte con tus hijos tus aprendizajes y los fracasos que te llevaron allí. Muéstrales que no te rendiste ante un obstáculo sino que perseveraste para crecer, avanzar y mejorar. Muéstrales que si no te salió bien la primera vez, pueden volver a intentarlo hasta lograrlo.
Sé coherente
Sé coherente con lo que dices y lo que haces. Para ser un buen ejemplo, tus hijos deben ver que tus palabras se alinean con tus acciones.
Comprométete a tu crecimiento personal
Busca cosas nuevas para aprender o habilidades para mejorar. Enfócate en el manejo de tus emociones y cómo mejorarlo día a día. Busca libros que te ayuden a crecer en cada área de tu vida. Enfócate en tu salud y los hábitos que has adoptado en tu día a día.
Puedes ser cuidadoso con lo que dices o haces, pero al final del día se refleja quién eres en tus acciones. Por eso, trabajar en nosotros es lo más importante.
La Palabra de Dios es nuestro punto de referencia
La Biblia nos dice en Colosenses 3:16:
Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.
(RVR1960)
El punto de referencia cuando estamos buscando ser ejemplo para nuestros hijos es la Palabra de Dios. Lo que buscamos es que habite en nosotros la Palabra de Cristo.
La maternidad y la paternidad nos invita a ser la mejor versión de nosotros mismos para así poder críar a nuestros hijos. No queremos pasarle a nuestros hijos nuestros miedos o malos hábitos. Pero para que eso no suceda, tenemos que trabajarlos. Y aunque no resolvamos todo, que nuestros hijos nos vean trabajando por ser mejores va a darles un buen ejemplo para que ellos puedan hacer lo mismo.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.