Es muy común que una pequeña desgracia arruine nuestro día, incluso nuestra semana. He notado que ser pesimista es más fácil que mirar el lado positivo de las cosas. En este caso, nos volvemos más preocupados y ansiosos, lo que hace que nos sea imposible estar agradecidos. La gratitud nos hace conscientes de todas las bendiciones y nos hace ver la belleza de la vida. Nos hace más amables y felices. Aquí hay otras cosas que la gratitud nos hace darnos cuenta:
1. Te hace ver el valor de la vida
La vida es un regalo en sí misma. Muchas veces olvidamos el hecho de que Dios perfeccionó la tierra en donde vivimos; también hizo un proceso perfecto que conocemos como fotosíntesis, que proporciona el mismo oxígeno que necesitamos 24/7 para respirar. Dios es quien provee y quita. La vida no es garantizada.
Al igual David escribió «muy breve es la vida que me has dado; ante ti, mis años no son nada.» (Salmo 39:5 NVI) Todos los días en este planeta deben ser apreciados, ya sea que hayamos tenido un buen día o no, porque Él es el dador de la vida y quien nos da un propósito. Como está escrito en Proverbios 19:21 (NVI): «El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor».
2. Aprecias más las relaciones
Hay algunas amistades están destinadas a durar toda la vida, mientras que otras son temporales. Perder una amistad nos puede causar mucho dolor, pero las personas y las circunstancias cambian, es inevitable.
3. Dejas de dar las cosas por sentado
Poder ducharse, estudiar para una profesión, tener comida en tu plato, tener un medio rápido de comunicación con los demás, tener un lugar para dormir, etc; son cosas simples que tenemos que aun otros todavía pueden carecer. Debido a que son comunes, olvidamos el privilegio que es tener todas estas necesidades. Imagínate no poder tener electricidad y tecnología en estos días. Eso significaría sin televisión, sin estufa, sin nevera, sin wi-fi o agua potable. La vida sería mucho más difícil.
4. Te das cuenta del papel de Dios en tu vida y de la bendición que es la salvación
Sin Dios, no hay verdadera felicidad. He tratado de imaginar mi vida sin Dios y siempre llego a la conclusión de que sería un desastre. Dios ha sido el único que me motivó a trabajar en mis defectos, tales como mis inseguridades, egoísmo, espíritu mezquino y necesidad de atención.
Desde que sentí que el Espíritu Santo me mostraba todas estas partes feas de mí misma, iba a Dios y Él trabajaba en mi corazón. No digo que se hayan ido todos mis defectos, todavía hay algunos en los que tengo que mejorar, pero no habría hecho este progreso si no fuera por su guía y consuelo. Dios básicamente me reveló lo que significa ser una verdadera seguidora.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.