Todos tenemos áreas en las que debemos ceder el control. Pero a todos nos gusta manejar las cosas, tener el poder. Y nos cuesta aún más aceptar que nos digan que Dios está en control, cuando vemos todo lo que sucede en nuestro entorno. Solemos cuestionar cómo puede suceder esto.
Ceder el control a Dios en toda área de nuestra vida necesita coraje y convicción; pero no significa que no hagamos nada. Seamos valientes y diligentes. Hagamos todo con la intención de que sea la voluntad de Dios, respetándolo y estando atentos a Su llamado. Ceder el control en todas las áreas.
Áreas de tu vida en las que debes ceder el control
1. En tu vida espiritual
Necesitas estar conectado siempre con Dios. Eso es una verdadera relación, y es como Él la quiere con nosotros. Que seamos dependientes de Él y nos dejemos guiar por Su Espíritu Santo. Leer la Biblia nos permite estar claros en lo que le gusta a Él.
2. En tu salud
Es importante ponernos en manos de Dios con nuestra salud porque nuestro cuerpo es Su templo. Debemos cuidar nuestra ingesta, alimentarnos de una manera saludable y hacer el ejercicio necesario. Ceder el control en el área de nuestra salud no significa no hacer nada al respecto: significa cuidar lo que Dios nos dio.
3. En tu vida profesional y laboral
Ceder las riendas a Dios te hará más productivo. Piensa que lo que haces lo haces como para Él; pídele a Dios que te bendiga y te ayude a que todo lo que hagas sea fructífero.
4. En tu familia
Cuando tenemos familia recordamos que no hay universidad para ser padres, hijos, primos, tíos. Pero al acudir a Dios cada vez que debamos tomar una decisión y ceder el control de nuestra familia, nuestra área predilecta, dedicándola a Él a diario, veremos buenos resultados. Para responder a tus hijos, consulta primero con Dios. Te dejará saber qué decir y hacer.
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En tu tiempo de recreación
Rendir tus ratos libre, de diversión, teniendo en cuenta que Dios te ve y le gusta que te diviertas y seas feliz, te va a permitir disfrutar ese tiempo mucho más. Pasa un momento de calidad divirtiéndote sanamente con familia o amigos, incluyendo a Dios.
En lugar de cuestionar por qué las cosas suceden, o por qué hay tanta injusticia, tomemos pasos para buscar soluciones. Busquemos de qué manera podemos participar siendo Sus manos, Sus pies, dando Su amor a otros y trabajando para Su reino.
A todos nos gusta ser directores, llevar el timón, tener el control. Pero cuando activamente damos las riendas a Dios, y colaboramos con Él, nos haremos más fuertes y seremos más productivos en nuestra vida. Es que sabemos que Sus planes son para nuestro bien. Sus promesas son fieles, justas y para todos.
Finalmente, te recuerdo que nosotros los seres humanos de alguna manera siempre queremos ejercer control sobre las situaciones o sobre la vida de alguien más. Pero lo mejor que podemos hacer es ceder el control a nuestro Señor, pues Él es único que sabrá hacerlo de la manera correcta.