El término «cristiano» se utilizó por primera vez en Atioquía para denominar a los seguidores de Jesús (Hechos 11:26). Desde ese entonces se continúa empleando la palabra con el mismo fin, sin embargo, debido a tantas corrientes de pensamiento y mal ejemplo de algunas personas, ser cristiano ha perdido su verdadero significado.
A lo largo de la historia hay mucha gente que ha manifestado seguir a Jesús; pero sin mostrar las características de un verdadero cristiano. Por eso debemos recurrir a la Biblia para aprender cuál es el comportamiento que debe tener un creyente en Jesús.
Ser cristiano no significa ser perfecto
Un cristiano no es alguien que cree en Dios. En Lucas 8:27–28 dice que hasta los demonios creen en Dios y le tienen miedo. En cambio, ser cristiano implica una decisión que lleva a un proceso.
La Biblia dice claramente que nadie puede obtener la salvación por mérito propio, sino que es algo que recibimos por gracia de parte de Dios (Efesios 2:8-9). Al arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar a Jesús en nuestras vidas, Él nos perdona (Romanos 10:9-10; 1 Juan 1:9) y nos envía al Espíritu Santo para que resida en nuestras vidas. Es así como nos hacemos hijos de Dios y nos convertimos en cristianos.
La Biblia también señala que ser cristiano implica imitar la conducta de Jesús y seguir sus enseñanzas (1 Juan 2:6; Juan 13:15; Efesios 5:2). Y esto incluye no pecar (1 Juan 3:6).
¿Cuáles son las características de un verdadero cristiano?
Un verdadero cristiano vive como Jesús lo hizo. En la Biblia se describe Su carácter y naturaleza y los cuales debemos seguir. Asimismo, Romanos 12 señala algunas características que como cristianos debemos practicar:
- No imitar las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejar que Dios nos transforme en personas nuevas al cambiarnos la manera de pensar.
- No creernos mejor de lo que realmente somos.
- Entender y comportarnos como diversas partes de un solo cuerpo y trabajar en unidad.
- No fingir amar a los demás; amarlos de verdad. Amar también a nuestros enemigos.
- Aborrecer lo malo. Aferrarnos a lo bueno.
- No ser nunca perezosos, más bien trabajar con esmero y servir al Señor con entusiasmo.
- Tener paciencia en las dificultades y seguir orando.
- Ayudar a otros cuando pasan necesidad y estar siempre dispuestos a brindar hospitalidad.
- Bendecir a quienes nos persiguen.
- Vivir en armonía unos con otros.
- No ser orgullosos.
- Nunca devolver a nadie mal por mal.
- Ser honrados.
- Hacer todo lo posible por vivir en paz con todos.
- Nunca tomar venganza.
- Vencer el mal haciendo el bien.
En la Biblia se encuentran más pautas para vivir como Dios espera de nosotros y ser una luz para los demás.
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