Por más que queramos semejarnos a Jesús, amar como Dios ama, nunca llegaremos a ser como Él porque para comenzar, y que nos quede muy claro, no somos Dios. Trivial conclusión. Pero por momentos podemos desear parecernos más a Él en ese sentido. Eso se nos hace cuesta arriba porque puede ser que estemos muy heridos y nuestras heridas nos hagan más cerrados a demostrar nuestro amor. A medida que vivimos y nos suceden cosas con las cuales maduramos, nos vamos dejando moldear por esos eventos.
Puntos de vista diferentes
Es un hecho que cuando somos amables, suaves, tratamos de ser lo más gentiles que podemos con las personas, la naturaleza del ser humano tiende a aprovecharse de esa pasividad. Pareciera que en lugar de verte como que has crecido o evolucionado a nivel espiritual porque tratas de amar como ama Dios, te ven como una persona débil.
Puede ser la percepción que muchos tienen de aquellos a quienes les gusta estar en armonía y no crear problemas. Seres humanos que han estado buscando crecer espiritualmente y llegar a amar como Dios. Ese tipo de personas que prefieren pensar bien antes de pensar mal de alguien. Y ser así es entendible si no hay razones previas para dudar de esa persona.
¿Podremos amar como Dios?
Parece ser esa naturaleza de rebeldía o maldad que permanece; pero sí sentimos que cuando recibimos a Jesús en nuestros corazones y Su Espíritu Santo habita en nosotros, se aplaca. Sigue siendo una lucha constante con nosotros mismos a diario. Sin embargo, tenemos la confianza de que estamos siendo moldeados a amar como Dios. Lo podemos ver en:
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
2 Corintios 3:18 (RVR60)
También estamos seguros de que quien comenzó la buena obra en nosotros la terminará.
…estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
Filipenses 1:6 (RVR60)
Pero también somos impacientes y olvidamos que debemos pedirle a diario que nos ayude, que nos acerque, nos moldee y se haga Su voluntad en nuestras vidas. Pidámosle también que nos acerque mas a Él, que nos de Sus ojos para ver como Él nos mira. Que nos sane el corazón para tratar de amar como Dios nos ama.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.